En una tarde que prometía ser como cualquier otra, el destino se torció en un instante en la parroquia Tachina, cerca del aeropuerto Carlos Concha Torres, al norte de Esmeraldas. Un estruendo súbito rompió este martes 7 de mayo de 2024 la calma habitual: dos camiones colisionaron en un siniestro que dejó a la comunidad en estado de shock.

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Uno de los vehículos, cargado con palma africana, se vio involucrado en un choque devastador que atrapó a personas entre sus retorcidos restos metálicos. El accidente no solo interrumpió el flujo constante de la vida, sino que marcó a las familias afectadas con una cicatriz imborrable.

El ECU 911 Esmeraldas, en una respuesta rápida y coordinada, activó sus protocolos de emergencia. Equipos de Tránsito, la Policía Nacional y el Ministerio de Salud Pública se movilizaron con un único propósito: salvar vidas.

Tres personas, incluyendo una menor de edad, emergieron del caos con heridas que narraban la violencia del impacto. Sin embargo, una sombra se cernía sobre la escena: una madre había perdido la vida, dejando tras de sí un vacío y una historia truncada por la tragedia.

Los sobrevivientes fueron trasladados al Hospital Delfina Torres de Concha, donde manos expertas y corazones compasivos se esforzaban por sanar las heridas físicas y consolar las almas afligidas.

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