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Esmeraldas: El miedo se siente en las calles
Negocios y servicios de transporte se fueron restableciendo con el paso de las horas, un día después de los atentados en esa urbe
‘Mirna’ (nombre protegido) camina apresurada por las calles Bolívar y Manuela Cañizares, centro de Esmeraldas, y sujeta una pequeña cartera negra, en la cual lleva únicamente su cédula de identidad.
Ella mira a todos lados. Luce nerviosa y ansiosa. Así se manifiesta la psicosis de una mujer que hace apenas una semana presenció el asesinato de un vecino, de una mujer que ha sido víctima de asalto dos veces en distintos puntos de la ciudad.
“Nunca imaginé que algún día me iba a dar miedo caminar por las calles en las que crecí, en las que paseaba cuando era muchacha. Han acabado con nuestra bella ciudad y han instalado el miedo”, dice ‘Mirna’ mientras sigue su ruta.
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A unos 50 metros de donde caminaba ‘Mirna’, Armando Carranza esperó que haya más gente en las calles para abrir su local de venta de ropa y zapatos. Lo hizo con miedo, pero tiene deudas que pagar y no abrir un día representa un golpe duro a su bolsillo.
Carranza, oriundo de Santo Domingo de los Tsáchilas, también luce inquieto. Sale de su local, se para en la puerta principal y mira a la derecha y a la izquierda.
“Si pasa algo no me queda otra opción que encerrarme en mi local, y he salido a trabajar por necesidad, porque hay que pagar arriendo, empleados, las deudas al banco”, asegura Carranza, de 52 años.
Los hechos violentos ocurridos el martes 25 de julio de 2023 en distintos puntos de la ciudad alteraron los nervios de muchos ciudadanos.
En el centro de la ciudad, las calles amanecieron desoladas, pero se fueron llenando de gente y vehículos con el paso de las horas.
Muchos esmeraldeños que salieron el miércoles 26 de julio lo hicieron de forma breve, realizaron sus pendientes y volvieron a casa. Las calles aledañas al centro lucieron vacías y con gran cantidad de negocios cerrados, pocos fueron los que se arriesgaron y abrieron.
El servicio de transporte urbano, intercantonal e interprovincial se fue restableciendo con el paso de las horas, aunque la calma no ha vuelto del todo a Esmeraldas y las actividades en la ciudad se realizan a media llave y con miedo.
Darwin Mero fue uno de los taxistas que salió a trabajar pese al temor generalizado y la zozobra que se siente en las calles. Él esperó a que transcurran las horas en la mañana para ver si había amenazas o algún tipo de desmanes y cuando vio que todo transcurría con normalidad. Con cautela avanzaba por la calle, como analizando a los posibles pasajeros para evitar así cualquier sorpresa.
“No hay cómo confiarse, hay que cerciorarse de que todo esté bien antes de salir, aunque no se ve mucha gente en las calles como en un día normal, el hecho de que se suspendieron las fiestas afecta también la dinámica comercial de la ciudad, pero fue la mejor decisión para seguridad de todos”, sostuvo el conductor.
Según la Cámara de Comercio de Esmeraldas, de 172 locales que hay en la calle Bolívar (centro de Esmeraldas), solo 32 abrieron sus puertas. Trece estaciones de servicio de la ciudad también retomaron sus actividades este miércoles 26 de julio.
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