No tiene alas, tampoco es un ser enviado por Dios, pero por sus acciones bien podría considerarse un ‘mensajero’ de paz. Hace cuatro años, el esmeraldeño Ángel Ávila, de 45 años, se radicó en el cantón fronterizo San Lorenzo del Pailón, al norte de la provincia verde, y desde su llegada a esta localidad, de más de 28.000 habitantes, ha sido testigo de múltiples situaciones de violencia, pero él busca la forma de aportar positivamente.

Por lo que ha visto en el tercer cantón más conflictivo de la provincia con más de 30 asesinatos en lo que va del año, Ávila decidió dejar de ser un simple espectador, se armó de valor y paciencia para recorrer los barrios de San Lorenzo y proyectar, al aire libre, películas cristianas y videos con el fin de fomentar entre los adolescentes la importancia de mantenerse aislados de las drogas y de las bandas delictivas.

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Con un viejo parlante negro que tiene rejilla metálica oxidada, un desgastado proyector blanco, una computadora portátil sencilla y un pedazo de lona blanca de 2x2 metros con piolas amarradas en los extremos, la cual sirve como pantalla, va concienciando a la comunidad y ofreciendo un momento de entretenimiento, pero sobre todo de esperanza.

Él acude a los barrios, principalmente en las noches, para que los contenidos audiovisuales puedan apreciarse mejor en la oscuridad y porque en el día él ‘se busca la vida’. No tiene trabajo fijo y labora en oficios de albañil, pintor o agricultor para su sustento. De su bolsillo ha podido obtener los implementos para su tarea.

“Lo que busco es que los jóvenes y adultos recapaciten y cambien su forma de pensar. Esa es la razón que me hace llegar a los barrios con este mensaje”, asegura Ávila, quien dice no ser cristiano, ni evangélico, ni católico, sino un ciudadano que busca que haya paz en los sectores de San Lorenzo y que la juventud no se desvíe por malos caminos.

Su labor ha sido aplaudida por moradores de los barrios Luis Cevallos, 3 de Julio, Nuevo San Lorenzo, entre otros, donde han disfrutado sus proyecciones.

“Cuando me toca ir a algún sector pido ayuda a los vecinos para la movilización. Primero converso con los moradores, les explico la iniciativa y ellos me reciben con los brazos abiertos porque saben que se trata de algo positivo para sus hijos. Hay quienes me dicen: ‘yo te doy energía para los equipos’, otros ayudan a instalar”.

Carlos, un padre de familia del barrio Nuevo San Lorenzo, aplaude la iniciativa emprendida por Ángel. Dice que es un momento “bien invertido” por jóvenes y adultos que escuchan un mensaje de reflexión.

“De esta forma, la juventud y nosotros como padres podemos analizar las cosas que estamos haciendo mal en nuestros hogares para enmendar y poner en orden”, explica Carlos.

Irma Cuero, moradora del barrio Luis Cevallos, también ve de forma positiva la actividad que realiza Ávila, sin recibir nada a cambio, solo con la firme convicción de que el mensaje que transmite a través de los videos cale en lo más profundo de la mente y corazones de niños y adolescentes.

“Estamos en un pueblo fronterizo, donde la juventud y la niñez han estado olvidadas y marginadas, razón por la que buscan otras alternativas. Agradecemos a este joven que trae este mensaje de esperanza y amor”, manifiesta.

El mayor Marcos Jacobo Pinchao, jefe subrogante de la Policía en San Lorenzo, considera que esta acción positiva debería replicarse no solo en la zona urbana, sino en todo el territorio cantonal para llegar a más niños y adolescentes.

“Si empezamos a llegar a los menores con mensajes positivos a los más pequeños estamos evitando que sean captados por grupos delictivos”, agregó Pinchao. 

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