Tongorachí es un rincón escondido en el sur de la provincia de Esmeraldas, en Muisne, donde la naturaleza, la historia y la aventura se entrelazan, convirtiéndolo en un destino turístico ideal para quienes buscan una conexión profunda con el entorno natural y desean explorar la rica herencia cultural de la región.

(Te invitamos a leer: Visite Morona Santiago en su aniversario: Cultura, naturaleza y turismo)

Su exuberante vegetación se conecta con el mar, haciendo de este rincón un verdadero tesoro natural. La llegada a este lugar es un viaje sensorial; el aire fresco y salino acaricia la piel, mientras que el canto de las aves tropicales llena el ambiente de alegría.

Desde el antiguo faro, un punto estratégico, se puede contemplar la majestuosa playa. En su cima, los visitantes pueden observar cómo las olas rompen suavemente en la orilla, mientras el sol se refleja en el agua, creando destellos dorados sobre la superficie.

Esta estructura, desgastada por el paso del tiempo, guarda las historias de antiguos navegantes y pescadores.

Huellas de comunidades antiguas

Tongorachí fue testigo de los encuentros entre las tribus indígenas que habitaron la región. Como legado cultural de esos pueblos, se pueden encontrar vestigios de barro, que aún permanecen en la zona como evidencia del trabajo artesanal desarrollado en tiempos remotos.

“Cada vez que vengo aquí, siento que el pasado cobra vida”, comenta Carlos Anchundia, oriundo de Quito y visitante habitual de Tongorachí. “Las historias de los ancestros se sienten en el aire y es emocionante imaginar cómo era la vida aquí hace siglos”, agrega con entusiasmo, mientras en su rostro se refleja la conexión con este lugar que lo llena de energía.

Delicias a la mesa

Tongorachí también es el destino ideal para los amantes del turismo de aventura. Los visitantes pueden recorrer los senderos del bosque, adentrarse en la selva y disfrutar de su tranquilidad.

Y no hay experiencia completa sin probar su exquisita gastronomía. La oferta culinaria en Tongorachí es un reflejo de la riqueza del mar y de la tradición esmeraldeña. Se pueden degustar desde ceviches de pescado hasta camarones al ajillo o encocados, que son unas delicias para el paladar.

Tongorachí no es solo un destino turístico; es una experiencia que transforma. La combinación de su belleza natural, su rica historia y su deliciosa gastronomía convierte a este lugar en un paraíso que invita a ser explorado. ¡No te lo pierdas!

¿Quiere acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡Suscríbete a EXTRA!