En Pastaza están de luto, hay mucho dolor e indignación porque no pueden sepultar a sus seres queridos que fallecieron en el accidente aéreo y tres víctimas siguen desaparecidas. En la tragedia que ocurrió el viernes 26 de abril de 2024 murieron cinco militares y tres civiles que desplegaron una misión humanitaria a personas afectadas por el invierno en la parroquia Curaray de Arajuno.

Cuando había terminado la tarea, el personal retornaba hasta Shell, en el helicóptero MI171E matrícula AEE-485, pero la aeronave explotó en una zona de difícil acceso en Tiwino. El rescate se ha complicado por las lluvias y por lo impenetrable de la zona. Comuneros waoranis han ayudado a los militares a orientarse dentro de la montaña para rescatar los cuerpos.

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Rigoberto Reyes es padre de Erick, técnico de la Prefectura, una de las víctimas, que apenas tenía tres meses en su trabajo. Hasta el domingo 28 de abril, él  fue jefe político de Santa Clara, porque renunció al cargo para ir a buscar a su hijo.

“No voy a tolerar las mentiras del comandante de la Brigada de Selva Pastaza. Nos dijo en presencia de 60 personas que los cuerpos de los ocho fueron recuperados y solo llegan cinco”, expresó.

Después de exigir la verdad, Rigoberto fue a buscar a su hijo e integró la delegación que este lunes 29 de abril  ingresó a Tiwino para sacar los tres cuerpos restantes. Entre los escombros de la aeronave  están los restos de Erick Reyes, Katya Aragón y el cabo Cristhian Morales.

La noche del domingo 28 de abril, los cuerpos de los reconocidos fueron velados. A los militares los tuvieron en la Brigada de Selva 17 Pastaza y después de los honores respectivos fueron trasladados a sus lugares de origen.

Mientras Diego Ima fue llevado a la sede del Pueblo Waorani, en Puyo y en la madrugada hasta Tiwino-Botaboro. En el funeral, Juan Bay, presidente nacional Waorani, solicitó al gobernador Rolando Ramos que se declare héroes a los ocho fallecidos del accidente aéreo, porque cumplían una misión de ayudar a los más necesitados. (YIE)

Un despejado volcán Cotopaxi aguardaba la llegada del avión que trasladó desde Shell los cuerpos de la tripulación que falleció en el accidente aéreo en la provincia de Pastaza. Una calle de honor con militares se formó a la llegada de la aeronave.

En el traslado de los tres féretros estuvieron familiares de los militares que perdieron la vida mientras trasladaban raciones alimenticias.

Una vez que descendieron los ataúdes, se dio un toque de silencio, mientras familiares de las víctimas lloraban. La banda instrumental de la Brigada de Fuerzas Especiales Patria entonaba una música fúnebre y la Brigada Patria y de la Brigada de Aviación del Ejército realizaron honores.

El coronel Wilson Galarza, comandante de la Brigada de Aviación del Ejército, indicó que pese al dolor de perder cinco integrantes de esta brigada, continúan abasteciendo con insumos básicos en el sector de Ishpingo, una zona afectada por las inundaciones.

El coronel Nelson Gaona, jefe de Estado Mayor de la Brigada de Aviación del Ejército, explicó que la Junta Investigadora de Accidentes está conformada por miembros de las Fuerzas Armadas y tardará un tiempo para tener resultados del por qué ocurrió el accidente aéreo. El teniente Jaime Cordones fue llevado a Quito; el sargento Leandro Gutiérrez a Machachi; y al cabo Edgar Montesdeoca a El Quinche. (CP)

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