La democracia ganó, el pueblo votó y decidió por un cambio. El pasado domingo 11 de abril, en una jornada histórica, el país eligió al nuevo Presidente de la República, quien tendrá la durísima tarea de dirigir los destinos de la nación, que actualmente se encuentra sumida en una terrible crisis económica y social debido a la pandemia del coronavirus.

Una vez escrutado casi el 100% de los votos, se va confirmando la victoria de Guillermo Lasso. En su discurso de agradecimiento a quienes estuvieron a su lado en este proceso electoral prometió cambios para el país. Y las promesas se cumplen. Y el pueblo que votó por él, en una gran mayoría de esos votos que quedaron en el aire, de candidatos como Yaku Pérez y Xavier Hervas, estarán vigilantes de eso.

Su opositor, Andrés Arauz, reconoció públicamente su derrota, felicitó al presidente electo y pidió “construir puentes y consensos” en las decisiones políticas del país. Hay camino.

El nuevo presidente gobernará desde el próximo 24 de mayo. Recibirá al país con una iliquidez fiscal ocasionada por la emergencia sanitaria que atravesamos desde el año pasado. De inicio, los ecuatorianos esperan que el nuevo gobernante dé solución a problemas inmediatos, como lo es por ejemplo la vacunación masiva contra el coronavirus. Es una oportunidad para cambiar el país.