Un importante número de personas se movilizan no solamente en automotores y motocicletas, sino también en el más liviano de los medios de transporte, que es la bicicleta, pues, a más de hacerlo por necesidad, se usa la bici también por deporte, como un sano ejercicio, e incluso como distracción.

Para proteger a los ciclistas en las ciudades, desde hace ya algunos años se proyectó el señalamiento de un espacio en las calles para las llamadas ciclovías, por donde puedan circular estos livianos vehículos sin el peligro de que sus ocupantes sean atropellados. En nuestra ciudad, estas rutas constituyen una deuda pendiente de la Municipalidad, que es el organismo al que le corresponde dicha tarea.

La alcaldesa Cynthia Viteri, al poco tiempo de asumir sus funciones, señaló que “no se puede hablar de una urbe moderna que no cuente con ciclovías”. Sin embargo, con el pasar del tiempo (y tal vez por culpa de las preocupaciones y gastos engendrados por la pandemia) apenas se han hecho algunos avances en una que otra avenida, como por ejemplo la 10 de Agosto.

Es urgente, pues, retomar la aplicación en la vía pública de estos carriles que protegerán a miles de personas de todas las edades, aunque más a los jóvenes. Varios planificadores urbanos insisten en que se cumpla y se resuelva esta necesidad, que evitará los riesgos permanentes que amenazan a quienes usan la bicicleta para movilizarse.