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Opinión

Editorial: El gran ejemplo de Cuenca

Una ciudad que con empuje y ganas ha hecho que los propios y turistas la elijan como destino

Los elogios que recibe Cuenca por ser una ciudad inteligente, sostenible, amigable y que enamora a nacionales y extranjeros se sustentan en sus habitantes: gente trabajadora, culta, independiente y hospitalaria. Aunque no está ajena a la crisis de energía y la inseguridad que golpea al país, con resiliencia, empuje y solidaridad, ha logrado dar estabilidad a su población, convirtiéndola en un destino turístico reconocido en el mundo.

Cuenca de los Andes no solo está en boca de todos por sus fiestas, ya sean de fundación o independencia, cuando el turismo se vuelca a disfrutarla. También es un lugar apetecido por jóvenes y adultos para establecerse, gracias a la calidad de sus centros de estudios, su tranvía y ciclovías, medios de transporte no contaminante que ayudan a disminuir la huella de carbono. Además, se destaca por ser una ciudad inclusiva, amigable con los animales, con mejor calidad de agua y conectividad, y cuenta con una planificación urbana que se extiende hasta el año 2070. Cuenca es una ciudad con personalidad, y no solo depende del Estado.

Es un modelo a replicar en otras urbes del país. Es un ejemplo de planificación y diversificación económica, impulsando sectores como la artesanía, la agricultura y la industria, lo que ha permitido un crecimiento equilibrado. ¡Tomen apuntes, alcaldes!

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