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Opinión
Editorial: Decisiones comprometedoras
En la lucha contra el crimen organizado, hay líneas que deben ser clarísimas
En la lucha contra el crimen organizado, hay líneas que deben ser clarísimas. Los mensajes a medias generan malentendidos y preocupaciones, como ha pasado con la reunión del presidente de la República con una entidad privada internacional, supuestamente como parte de una asesoría en seguridad. Más aún cuando no hay información transparente sobre lo que se pretende contratar ni sobre los términos de esas conversaciones.
El encuentro con el fundador de una empresa de mercenarios no es cualquier cosa. Suena más a película que a estrategia seria, pero aquí estamos: en medio de una crisis de violencia que no da tregua y con un país que se desangra, no solo por el crimen, sino también por la desesperación de una población cada vez más empobrecida. Apostar por este tipo de ‘soluciones’ levanta más cejas que aplausos, sobre todo por los antecedentes de estas empresas en el mundo.
Ecuador ha recibido asistencia en seguridad por parte de Estados Unidos, Colombia e Israel. Pero lo de traer mercenarios ‘al baile’ no tiene precedentes… y tampoco buena fama. Además, no es solo un tema ético o de imagen: el país firmó hace años un acuerdo internacional que prohíbe este tipo de vínculos. No sería la primera vez que Ecuador termina bajo la lupa de la ONU por ‘coquetear’ con estas ideas.