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Opinión

Editorial: ¿Carne de cañón o de asador?

¿Ya no se podrá contemplar al chanchito, cuy o al pollo detrás del cristal antes de ser devorados? 

Con la posible aprobación de la Ley Orgánica para la Promoción, Protección y Defensa de los Derechos de los Animales, actualmente bajo análisis en la Comisión de Biodiversidad de la Asamblea, nos despedimos del placer de ver un chancho doradito girando en un asador. Esa imagen que hace agüita la boca deberá guardarse en la memoria, ya que estas prácticas estarán prohibidas.

La propuesta ha desatado un ‘estofado’ de opiniones divergentes. Por un lado, defensores del bienestar animal argumentan que la exhibición de estos animales en vitrinas contribuye a la desensibilización hacia sus derechos. Según ellos, contemplar al chanchito, cuy o al pollo detrás del cristal antes de ser devorados no es precisamente un espectáculo digno.

Sin embargo, una asociación de bienestar animal se ha manifestado en oposición. Argumentan que una vez que un animal es sacrificado, deja de ser un individuo con derechos para convertirse en una sabrosa chuleta o pechuga. Según esta lógica, exhibirlos antes del almuerzo o cena sería casi un recordatorio innecesario de su paso por este mundo, un gesto tan inútil como ponerle nombre a tu filete.

Mientras continúa este debate, seguiremos atentos para saber si el chanchito de la esquina ya fue bautizado antes de convertirse en chuleta, porque parece que, una vez sacrificado, su identidad se convierte en carne de cañón... o más bien, de asador.

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