Tanto o más grave que un accidente de tránsito, como los que están ocurriendo en nuestras carreteras, ha resultado el consumo de alcohol metílico en el Centro Histórico de Quito, ya que 24 personas resultaron afectadas, 8 de las cuales perdieron la vida y las restantes se encuentran recibiendo atención en centros de salud, en condiciones muy graves. Con la intervención de las autoridades, al conocerse estos mortales resultados se decomisó nada menos que 6 mil litros del alcohol artesanal que estaban listos para ser expedidos y que, por supuesto, hubiesen provocado muchas más víctimas.

Aunque este resulta ser uno de los casos más graves por la irresponsabilidad asesina de los expendedores de un producto tan peligroso, no se trata del primer suceso de alegres festejantes que ponen en peligro sus vidas o la pierden por beber licor que no está debidamente registrado y autorizado para su consumo.

Y ante esta situación los correspondientes jueces que conocerán este caso en la capital de la república deben aplicar, de acuerdo a la ley, las más severas y ejemplarizadoras sanciones para que no vuelva a repetirse la criminal venta de un verdadero veneno. Y, por supuesto, alertar a la población de todo el país.