Aunque usted no lo crea, los manifestantes se fueron de feriado. Y no es ‘paro’ como dicen en el barrio, es la ‘plena’. Las vías ya están despejadas para que todos los que quieran y puedan, viajen a los diferentes destinos del país por el Día de Difuntos y la Independencia de Cuenca.

Esta semana, los líderes de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) y del Frente Unitario de Trabajadores (FUT) pusieron de manifiesto su descontento con el Gobierno por ciertas medidas económicas y sociales. Pese a que el presidente Guillermo Lasso insistió en el diálogo como la mejor opción, ellos quemaron llantas, derramaron leche, cortaron árboles y bloquearon carreteras.

Definitivamente Ecuador es el país donde todo puede suceder. Hace dos días, a vísperas de este feriado, se anunció que el paro, que estaba en todo su auge, sería retomado después del asueto, porque los indígenas también respetan a los finados y necesitaban regresar a sus comunidades. Pero aseguraron volver con fuerza el próximo 7 de noviembre.

Que estos días también sirvan de reflexión para los líderes sociales y los principales del Gobierno, y que se pueda hallar un acuerdo que no solo beneficie a un sector, sino a todos los ecuatorianos.

En democracia es válido el derecho a la protesta como expresión social, pero sin afectar a terceros ni dañar bienes públicos y privados. Y el Gobierno debe salir de esa zona de lo incierto y garantizar estabilidad en todas las áreas.