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Opinión

Editorial: Chismes, apodos y justicia lenta

Se supone que la justicia debería ser imparcial, tratarnos a todos por igual y bajo las mismas regla

Cuento viejo. A través de unos chats se ha confirmado lo que ya se sabía desde hace rato: el juego político que se traen en el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social. Usar apodos y una aplicación encriptada para chatear entre los que supuestamente son ‘compas’ de la misma ‘banda’ es, por decirlo suave, bastante sospechoso.

La Fiscalía General del Estado se encargará de explicar qué tipo de delito se está tratando, con pruebas y todo lo demás. Lo que está más claro que el agua es que estos consejeros, que se supone deberían ser ciudadanos y no políticos, jugaron a su conveniencia para darle ventaja a su grupo político. La Asamblea Nacional debería estar más ‘ojo seco’ para investigar a quienes realmente están bajo su lupa, en vez de convertirse en un circo de discusiones personales y de pareja, todo bajo el pretexto de cálculos político-electorales.

Pero lo que también ‘huele raro’ es la velocidad con la que el Ministerio Público mueve algunos casos, y lo lento que va con otros. Se supone que la justicia debería ser imparcial, tratarnos a todos por igual y bajo las mismas reglas. Pero, como siempre, los tiempos electorales parecen llevar la delantera sobre cualquier otro principio legal.