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Parientes del taxista asesinado no saben por qué lo mataron.Freddy Rodríguez / EXTRA

Taxista informal fue asesinado con un tiro en la cabeza en la entrada a Chongón

El hecho violento se presentó a las 16:30. Se desconocen las causas del homicidio.

Las luces rojas y azules titilando, y una cinta amarilla en la mitad de la calle dan aviso de la proximidad de una nueva escena del crimen. En solitario, un carro Kía Río color rojo está estacionado al pie del Bocatoma en la entrada a Chongón.

En su interior yace Alejandro M, de más de 30 años. Su cabeza quedó encima de su hombro izquierdo, goteando lentamente sangre. Fue asesinado de un tiro en la cabeza en su auto sobre las 16:30 de este sábado 25 de marzo, mientras laboraba como taxista informal en el sector.

La familia tardó poco en llegar. Primero llegaron la esposa y la madre, quienes se taparon inmediatamente el rostro y se abrazaron. Poco después, cuando realizaban el levantamiento del cadáver, apareció su hijo, el cual se apoyó en un poste de luz y vio cómo ponían a su progenitor en la camilla metálica.

Por su parte, el teniente coronel Christian Meléndez, jefe del distrito Ceibos, comentó que se desconoce la motivación y que los familiares expresaron que no se trataría de una extorsión y que tampoco estaba amenazado.

Del automóvil sacaron sus pertenencias, lo que quiere decir que tampoco sería un intento de robo, según Meléndez. También acotó que el occiso tiene una detención por tenencia ilegal de armas en 2020.

Sin embargo, resaltaron que por las cámaras del sector pudieron establecer que los sicarios conducían una motocicleta de color blanca y negra.

Pero algo que preocupa es la naturalización de la muerte. En las escenas del crimen en Guayaquil, muchas familias acuden para ver el levantamiento de un cuerpo junto a menores de edad. Incluso, algunos vendedores ambulantes promocionan helados o cualquier tipo de comida para acompañar el momento.

“No podemos evitar que las personas vengan, pero es preocupante. Estamos viviendo épocas conflictivas donde la moralidad del ser humano cada vez es menos. Hay circunstancias sociales que permiten estos hechos”, concluye Meléndez.