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Judicial
Sicariato les aguó la fiesta
Los invitados no llegaron por temor a que se repitiera una balacera como la que acabó con la vida de un taxista, en Balzar.
“Mi sueño era bailar el vals junto a mi corte de honor, en el día especial de mi cumpleaños, pero no se dio”, comentó Rocío, la quinceañera a la que se le arruinó la fiesta por culpa de un sicariato. La elegante fiesta se iba a realizar cerca del sector llamado Cuatro Esquinas, por las calles Daule y Vinces, del centro de Balzar, Guayas.
Justo en ese lugar estaba Holger Fredy Villegas, de 41 años, sentado dentro de su taxi. Eran las 17:00 del 26 de noviembre cuando fue sorprendido por dos sujetos, quienes se desplazaban en una motocicleta.
Detuvieron por un momento la marcha y, en vez de solicitarle una carrera, le descargaron más de ocho disparos en la cabeza y tórax. Luego huyeron y Villegas quedó sin vida detrás del volante.
No llegó nadie
Agentes de la Unidad de Muertes Violentas (Dinased) del Empalme y Criminalística recogieron en la escena del crimen 12 casquillos percutidos de calibre 9 milímetros.
Mientras se indagaba, Carlos Quinto, amigo de la víctima, contó que Villegas laboraba en este sector como taxista hace ya varios años. “No sabemos cuántos acribillados tienen que haber para que se declare en emergencia al cantón. Supe que solo en esta semana hubo cuatro asesinatos bajo la modalidad de sicariato”.
Y ante la atónita situación, la fiesta de Rocío tuvo que ser cancelada. “Nuestro cantón es tierra de nadie. Ningún invitado llegó a la celebración de mi niña por miedo de otra balacera. Se perdió el pastel, los bocaditos y el chaulafán”, comentó Nelly, quien no pudo alzar la copa de champán por la felicidad de su única descendiente.
Crimen selectivo
Mauricio Alay Romero, jefe de la Policía del distrito Balzar, manifestó EXTRA que la víctima no registraba antecedentes penales y que no le robaron nada. “Fue una muerte selectiva, esperamos la colaboración de los familiares para determinar la motivación de este hecho violento”.
Los parientes de la víctima, ante el dolor que los embargaba, evitaron dar detalles a la prensa. Hasta ayer, el cadáver seguía en la morgue de Quevedo, provincia de Los Ríos, mientras sus allegados agilitaban los trámites.