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El sufrimiento de los parientes de los internos era evidente afuera del centro penitenciario.KARINA DEFAS

Masacre carcelaria en Cotopaxi: Norero, el patrón del dolor

Familiares de los internos que estaban en el mismo pabellón que Leandro Norero contaron que la masacre se veía venir. El ataque se planificó por una traición de este reo.

Lágrimas de dolor e incertidumbre en los familiares de los privados de libertad. Detonaciones de armas de fuego. Internos en los techos... Esa fue la tónica este martes 4 de octubre en el Centro de Rehabilitación Social (CRS) de Cotopaxi tras un nuevo incidente registrado cerca del área de visitas.

Sucedió cuando personal policial realizaba un control en los pabellones de mediana y mínima seguridad, donde hubo los primeros enfrentamientos entre presos, la tarde de este lunes 3, y que dejaron 16 fallecidos y 32 heridos. Dentro de las víctimas mortales está Leandro Norero, alias Patrón, quien estaba recluido por delitos relacionados con el narcotráfico.

Eran las 11:00 del pasado 3 de octubre y se oían gritos desde el interior de ambas áreas. Afuera, Genoveva Malucín escuchaba los últimos audios que le envió su esposo Juan Carlos Bances mientras masacraban a los presos en el primer enfrentamiento.

Su pareja estaba en el pabellón de mediana seguridad y, según la mujer, él era uno de los trabajadores de Norero. En los audios su esposo le especificaba que están matando a los líderes, entre ellos su jefe. “Decapitaron a 10”, le dijo.

Bances, quien cumplía una pena de 10 años por tráfico de estupefacientes, recibió un disparo en el pecho, pero logró sobrevivir. Él es uno de los heridos que permanecen en casas de salud de Latacunga.

Traición mortal

Malucín veía una foto que su pareja le envió: él estaba ensangrentado. “Me llevan a un hospital. No te preocupes”, fue lo último que supo la mujer.

Al tiempo, ayer en el área de visitas, un grupo de reos, al parecer, intentaba llegar a este lugar. Esto provocó que los funcionarios que trabajan en la prisión salieran corriendo y pidieran auxilio.

Una de ellas lloraba y caminaba con dificultad. “Le hirieron al cocinero”, decía. La mujer contó que cuando vio a los presos que querían tumbar las puertas, ella y sus compañeros huyeron descontrolados mientras los policías disparaban gas lacrimógeno.

En el segundo enfrentamiento, los trabajadores de la prisión salieron corriendo.KARINA DEFAS

Entretanto, Malucín indicó que hace unas semanas ya se presumía que habría un nuevo motín en la cárcel. Bances le habría dicho que algunos de los líderes, entre ellos Norero, se habían cambiado de bando. “Era de Los Lobos y, al parecer, se hizo de Los Choneros”. Por esta razón se habría originado el ataque.

El hombre le contó a su pareja que PPL que estaban en máxima seguridad aprovecharon el censo penitenciario para cometer la matanza. Su esposo le dijo que los atacantes rompieron las paredes minutos después de que se fueron los funcionarios. “En mediana habían escondido las armas y los mataron desprevenidos”.

Angustia

Luego de que todos los funcionarios fueron puestos a buen recaudo, un tanque militar se posó en la entrada de la cárcel y unos 50 militares rodearon el recinto para evitar que se fugaran los reos. El gobernador de Cotopaxi, Oswaldo Coronel Páez, explicó que los incidentes de ayer sucedieron mientras se hacía el reconocimiento de algunos pabellones.

Coronel añadió que el problema dentro del recinto fue provocado por miembros de Grupos de Delincuencia Organizada y que luego del pleito hubo 11 presos heridos. No se registraron muertos en el segundo enfrentamiento.

Pero la angustia no se aplacaba. Cerca de Malucín, dos mujeres se abrazaban y consolaban juntas. Eran Jéssica Nieves y Patricia Gómez que trataban de contactarse con algún interno para que les diera información sobre el estado de sus hijos.

A los pocos minutos, Nieves explotó en llanto. Según la mujer, le enviaron una fotografía de su hijo apuñalado. Ella lo reconoció por un tatuaje que tenía en la espalda. Sin embargo, guardaba la esperanza de que no fuera él. “La sangre no deja ver bien a los cuerpos”.

Gómez, en cambio, señaló que ninguno de los cadáveres que fueron registrados en videos y luego viralizados en redes sociales pertenecía a su retoño. Su hijo había sido operado del brazo hace 12 días y tenía una placa de platino. “Le dispararon en la masacre que se dio el año pasado”.

El coronel Ricardo Paz y Miño, director de la Policía Científica, señaló que de los 15 reos masacrados, 12 han sido identificados y esperan informar a los familiares junto al acompañamiento psicológico del personal de la Secretaría de Derechos Humanos.

La matanza habría ocurrido en el pabellón de mediana seguridadKARINA DEFAS

El oficial informó que los cuerpos fueron evaluados en el centro forense de Tungurahua, puesto que en Latacunga no existe este servicio. “Esperamos en el transcurso del día entregar todos los cuerpos”.

Es posible que haya disputas por el poder en las cárceles

Este panorama no es alentador ni dentro ni fuera de los centros penitenciarios. Fernando Carrión, experto en seguridad, dijo a EXTRA que luego del asesinato de Leandro Norero “alguien tendrá que ocupar su lugar en la organización que lideraba”.

Este proceso estará atravesado por enfrentamientos entre quienes busquen ese liderazgo. “Habrá más amotinamientos, además de venganzas entre organizaciones delictivas”, comentó.

Coincide Daniel Pontón, también experto en este tema, pues la reciente matanza va más allá de las riñas. “Es una acción confabulada”, dijo.

Violencia que se acrecienta también, según los expertos, porque el Gobierno Nacional no ha logrado tener el control de las cárceles y, por ende, de la seguridad en las ciudades. “El Estado reacciona de forma tardía, no hay manejo de crisis ni inteligencia”, agregó Pontón.

Un fuerte contingente de las Fuerzas Armadas llegó hasta la cárcel de Cotopaxi.KARINA DEFAS

Esto porque incluso los delitos son planificados desde las cárceles. La muerte en las cárceles es una espiral que se va expandiendo, algo que Carrión respalda en cifras: entre 2010 y 2017 el promedio de muertes de personas privadas de la libertad era de 10, en 2018 subió a 15, 2019 a 38; y entre 2021 y 2022 la cifra asciende a 420 muertes.

El dolor por la masacre llegó al Centro Forense de Tungurahua

Todos los cuerpos de los privados de libertad masacrados fueron trasladados hasta el Centro Forense de Ambato, Tungurahua, a donde acudieron decenas de personas para conocer si el nombre de su ser querido estaba entre la lista de los fallecidos.

El único nombre que se confirmó fue el de Norero. “Él está entre los doce cuerpos identificados de manera preliminar. No podemos informar cómo lo asesinaron o cómo llegó el cuerpo, porque eso entra en proceso investigativo”, confirmó el general Paz y Miño, director de la Policía de Medicina Científica.

De su parte, el general Milton Zurita, director de Medicina Legal, informó que los cuerpos llegaron mutilados y algunos hasta decapitados. “Llevará hasta tres días o menos lograr el reconocimiento total. La entrega no se hará por lista, sino mediante Derechos Humanos, quienes comunicarán de manera directa a cada uno de los familiares”, sostuvo.

En las afueras del Centro Forense los familiares esperaban angustiados. Wendy Jama, una de ellas, no tenía ninguna duda de que su tío Leonardo Tipán estaba entre los muertos. “Nos enviaron un video donde los mismos integrantes de su banda Los Lobos lo asesinaron. Era a él que lo cortaron peor que a un animal”.

Mientras Santa Ramírez no perdía las esperanzas de que su hijo Pablo no esté entre los fallecidos. Recordó que hace tres meses rogaron que lo trasladen desde Esmeraldas a Latacunga, porque allá estaba amenazado de muerte, pero ahora se arrepiente de aquella petición. (YIE)