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Criminales 'reinan' cerca del estero Salado de Guayaquil
La Policía ha descubierto casas aledañas al brazo de mar, usadas para la pillería. En ellas esconden armas, venden droga y vigilan los alrededores.
Los pillos han ‘craneado’ cómo tomarse zonas cercanas al estero Salado de Guayaquil y cometer delitos, principalmente la venta de drogas. La proximidad con el brazo de mar les permite trasladar el alcaloide.
El martes pasado, policías y militares intervinieron el sector de Ciudad Perdida, en el Guasmo, al sur de la urbe. Allí destruyeron cercos metálicos y rompevelocidades que impedían el paso de las patrullas. Además, hallaron cámaras usadas para vigilar las calles y el estero desde una casa.
“Están monitoreando el estero, monitoreando a 250 metros de este domicilio, que es un área mayor al de la seguridad de un inmueble”, reveló el coronel José Erazo, jefe policial del distrito Sur.
Ese no es el único punto de la ciudad donde la delincuencia actúa cerca del agua. Según información policial que EXTRA pudo conocer, en la 44 y la H hay una vivienda que ha sido allanada al menos dos veces entre 2021 y 2022, por la venta de ‘merca’. Precisamente está a dos cuadras del estero.
En la 44 y la P, el 6 de abril gendarmes hallaron una subametralladora y dos tacos de dinamita en dos casas abandonadas. “Estos domicilios son fuente de distracción y de provocar que vengan personas a usarlos como fumaderos y refugios. Vamos a hacer la coordinación respectiva para tomar una acción con estas propiedades, que están en un lugar estratégico: al filo del estero”, indicó el coronel Christian Mayorga, jefe policial del distrito Portete.
HAY QUE PONER FRENO
Para Stalin Sacoto, exagente de Inteligencia de la Policía y experto en seguridad, la vigilancia en zonas aledañas al área fluvial tiene como objetivo evitar el control preventivo de los uniformados.
Si no se combate con efectividad a estas bandas, podría ocurrir lo mismo que en México, Colombia y El Salvador: llegar a un nivel de violencia que supere la capacidad de reacción de las fuerzas del orden, recalcó.
Puso como ejemplo lo que sucede en las favelas brasileñas, donde ha sido difícil controlar a las agrupaciones delictivas. Por eso allí trabajan unidades especiales, con la disposición de responder letalmente cualquier ataque que impida su intervención.
“Para eso (aquí) necesitamos una política clara del gobierno (...). Hay que acceder a estas zonas por agua y por tierra, pero de manera conjunta entre la Infantería de Marina y la Policía”, sugirió.
ACCIÓN PROPIA
El sociólogo Carlos Tutivén comenta que, para recuperar estos barrios, es necesario fomentar las relaciones humanas entre los habitantes, como hace 50 años, cuando era común verlos conversando o se hacían fiestas populares y se relacionaban entre ellos.
Ese vínculo entre vecinos se ha perdido, en parte, por la pobreza, que los lleva al subempleo, al desempleo y a la búsqueda “como sea” de recursos, incurriendo incluso en lo delictivo.
Para el experto, la sociedad no reacciona a la decadencia que se vive por indiferencia o por temor. Eso puede notarse en los sectores descritos anteriormente, cuyos residentes tienen miedo a denunciar lo que pasa a su alrededor.
“La gente también cree que la solución es más militares y policías, sabiendo que una parte de ellos están comprometidos con la corrupción. También tienen que organizarse en proteger sus barrios”, precisa.