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En la cooperativa San Francisco trabajan solo para ser 'vacunados'
Comerciante de la cooperativa San Francisco no soporta más la extorsión por supuesta protección. Ahora ni sus hijos pueden ir a la escuela. Si queda debiendo algo, igual le roban.
Ella no desea que lleguen los sábados. De hecho, le aterran. En vez de ser un día placentero y de descanso, es de miedo y preocupación, porque pasado el mediodía le llegan a cobrar la ‘vacuna’, extorsión monetaria exigida a cambio de supuesta seguridad, por tener un negocio en la calle principal de la cooperativa San Francisco, ubicada en el norte de Guayaquil.
Mónica, nombre protegido, debía reunir, hasta el fin de semana del sábado 10 de septiembre, 20 dólares para entregar a la “entenada” de Macu, el encargado de recolectar las ‘vacunas’ de la zona; sin embargo, el sábado 17 de septiembre la ‘cosa’ cambió: la cuota subía a 50 dólares, cifra que Mónica no tenía idea de cómo cubriría porque sus ingresos semanales son de 200 ‘latas’, en promedio.
“En mi negocio hago 500 semanales. De esos, 300 son de inversión y el restante me quede para sostener a mi familia. Somos ocho personas. ¿Cómo sostengo a todos con 150?” se plantea Mónica, preocupada por la nueva ‘tarifa’ y sacando cuentas de qué le alcanzaría con aquello.
Pero ella sabe que lo debe cumplir porque conoce bien las consecuencias de no pagarle a Macu lo que solicita. En una primera ocasión le robaron su mercadería. Ella, dice, que era más de lo que puede recordar. “Con eso empezó la extorsión”, afirma Mónica. La segunda, la sintió más aún. “Solo me faltó pagarle cinco dólares de lo semanal y por esos cinco me vinieron a robar 150” confiesa.
Además, cuenta a EXTRA cuál es el proceder del ‘vacunador’ en caso de no aportarle.
“Viene la chica a decir ‘de parte de Macu’ y ya sabemos que hay que entregarle el dinero. Si ya no se le paga, él mismo llega en la tarde a robar, o también manda a alguien más” cuenta con detalles.
El dinero no es lo que más le preocupa. Sus hijos, todos en edad escolar, quieren asistir a sus centros de estudios, pero el miedo con el que conviven no los deja.
“Ellos tienen miedo de salir. Incluso, no quieren hablar del tema porque es como traumante eso. Tampoco se meten” afirma Mónica, quien “ya no aguanta más”.
Y, al igual que su dueña, el negocio de Mónica no siempre ‘aguanta la caña’. Hay semanas en las que vende muy poco e igual le toca ‘aportar’.
“Por eso varios locales han decidido irse. Si tuviera plata, me iría de aquí... Pero, ¿cómo hago? La situación no da como para que vaya a pagar alquiler”, expresa con miedo.
Y, aunque el terror sea compartido en el barrio, Mónica sigue con la ‘falda’ bien amarrada y firme. “Ya me cansé. Quisiera no tener que pagar nada” dice enérgica.
El ‘calvario’ de Mónica, hasta el cierre de esta edición, no culminaba: ella todavía paga los 50 dólares.
¡Ni las escuelas se salvan!
A la Unidad Blanca García Plaza de Arias, en el sector Mirador del Fortín, noroeste, también les hicieron llegar un panfleto. Este novedad fue denunciada en redes sociales el domingo 11 de septiembre.
Este Diario, el jueves 22 de septiembre, consultó a la Subsecretaría de Educación de la zona 8 las medidas de seguridad. Esta afirma que “mantiene comunicación directa y articula con la Policía Nacional las acciones de respuesta”. Además, manifestaron que permanecen resguardadas en los horarios de ingreso y salida.
Sin embargo, al momento en el que EXTRA acudió a la unidad (a las 17:00 del lunes 26 de septiembre) no estaban.
Cristina y Grace, madres de familia que se encontraban en el lugar, dijeron que esta seguridad sería solo para la jornada matutina.
“Para los de la mañana vienen cinco policías: cuatro en una camioneta y uno en el camión en el que también trasladan unos caballos”, comentó Cristina.
Ellas contaron que apenas supieron del ‘aviso’ no enviaron a sus hijos a las jornadas escolares, pues ‘morían’ de miedo. No obstante, durante la semana del lunes 19 al viernes 23 de septiembre decidieron que todos irían a clases, pero que los padres de familia harían ‘vigilia’.
Ahora, ellas solo piden protección para ambas jornadas, pues, para colmo, el lunes siguiente “cerca de las tres de la tarde les robaron a unas mamitas”, aseguró Cristina.