Exclusivo
Crónica roja
La China Catalina había 'vuelto al ruedo', según la Policía
El crimen de Catalina Lencina fue en su zona, el ‘callejón de la muerte’, en el Guasmo, sur porteño. Según oficial, los pillos antes de ‘virarla’ la saludaron, luego dispararon, dizque por ‘sapa’.
“Estoy cansada de pasar necesidades. “A todo el mundo le pedí que me ayude a trabajar”, estos fueron los gritos de auxilio que Catalina Lencina, alias la China Catalina, compartió con EXTRA, el 9 abril del año pasado, luego de contar su historia delictiva y su acercamiento a Dios.
“Tengo al pecado frente de mí”. “Los amigos quieren ayudar, pero con drogas”, con este mensaje se evidenciaba que sus excolegas querían que ‘volviera al ruedo’, ella se resistía, aunque la ‘leona’ le rugiera.
Sin embargo, una fuente policial manifestó que la China todavía expendía droga en su sector, el ‘callejón de la muerte’, cooperativa Unión de Bananeros, en el Guasmo, sur de Guayaquil, sitio en el que murió baleada el 16 febrero, mientras jugaba bingo.
Según moradores, dos sujetos en moto acabaron con su vida. Tenía 50 años.
Llantos y gritos como: “Perdóname, mami”, se oían en el callejón que presagió su destino: un encuentro con la ‘pelona’.
Un allegado de Catalina refirió que estos individuos, antes de cometer el asesinato, pasaron cerca de donde estaba ella y luego se desviaron hacia un callejón trasero. Por esa razón, pensaron que solo eran motorizados que circulaban por la zona como parte de su ruta.
Después, los criminales aparecieron nuevamente y dispararon sin ‘paro’. “China”, le habrían gritado, provocando que ella los mire, para apretar el gatillo.
Catalina tenía a una nieta en los brazos. A causa de los tiros, la niña, de unos tres años, cayó sobre la vereda, aunque no resultó herida por los proyectiles.
¿Quién era Catalina?
Fue una guayaquileña, que a los 10 años probó por primera vez marihuana y de allí se fue de largo; a los 12 asaltaba a los buses, sola o con su banda.
El supuesto rapto de su primogénito, en una maternidad porteña, hizo que su vida le importara ‘tres atados’. “Quería matar a todo el mundo, me declaré loca y me lancé a las calles”, contó a EXTRA el año pasado.
Fue internada en un convento y encadenada, pero nada la frenó. A los 16 fue a ‘cana’ por primera vez. Ella confesó que pasó 8 años en prisión. “Me han cogido por narcotráfico; he apuñalado; les he cortado el rostro a mujeres”, expresó.
Dos veces se salvó de morir
A los 26 atracó con una banda y su cabecilla estaba ‘engrupidote’ con ella. Él quiso ‘a las bravas’ estar con ella, pero la China lo ‘batració’ e insultó, por lo que -según ella- le pegó 18 tiros y estuvo 10 meses en coma.
“Por la misericordia de Cristo, estoy viva. Él me ama y escoge a los que no valemos nada”, manifestó.
A los 28 años recibió siete puñaladas del padre de sus hijos (segundo compromiso). “Me acuchilló y dejó botada en una zanja, a 20 cuadras del callejón de la muerte”, contó. Ambas experiencias con la ‘huesuda’ hicieron que ella tenga un poco más conciencia de Dios en su vida y con esa voz ronca y personalidad fuerte, saliera a compartir con otros el Evangelio de Cristo. Iba al Guasmo Central, la Playita del Guasmo, entre otras zonas donde quisieron ‘virarla’.
Se congregaba en iglesias, pero también se apartaba de ellas; ‘movida’ que no le gustaba y ‘se la sacaba’. Por eso ‘camellaba’ sola, con el Señor.
Su refugio con el Creador también le trajo de nuevo el amor. Ayudaba en un grupo que predicaba en la prisión y así conoció a su actual pareja, con quien convivió desde que él salió libre. “Viví con ella tres años. Me sacó del 'infierno', de la prisión. Nunca la olvidaré”, dijo entristecido, Samuel, mientras junto a los vecinos esperaban la traída del cuerpo para poder velarlo.