En el piso de los exteriores de la morgue de Babahoyo, Maritza Soza se sentó a llorar por su ñaño, Carlos Soza Agurto (29 años), quien ayer se convirtió en la víctima mortal Nº. 38 al estilo sicariato registrada en la capital de la provincia de Los Ríos.

La pariente, en visible estado de conmoción, se preguntaba quién pudo arrebatarle la vida a su hermano, mientras transitaba en su motocicleta por la ciudadela La Ventura.

“Hermanito lindo, ¿por qué te me fuiste?”, repetía la mujer desconsolada por la muerte de Kalimba, como le decían a su familiar en la ciudadela Primero de Diciembre, donde vivía.

Los familiares de la víctima argumentaron que el ciudadano salió de su residencia la madrugada del 1 de abril, alrededor de las 04:30. Estaba en compañía de un amigo.

María Soza, progenitora de la víctima, comentó que la última vez que lo vio fue en los exteriores de su domicilio.

“Aún no amanecía y ese chico llegó a buscarlo. Como a mi hijo no le gustaba que yo me entrometa en sus cosas, ingresé a la casa y al rato salí y ya no estaban”, relató la señora.

Posteriormente, se percató de que en redes sociales publicaban el crimen de un hombre y por las descripciones identificó a su retoño.

Agentes realizaron el levantamiento del cadáver y entre las prendas de Carlos hallaron un revólver con seis cartuchos, el mismo que fue retenido por miembros de Criminalística.

Por la posición en la que quedó el cuerpo, a Kalimba le dispararon mientras iba en movimiento. El ataque fue certero y los proyectiles atravesaron el casco. Murió ‘de una’.

Una de las hipótesis que manejan los uniformados es que la víctima estaría a punto de cometer un hecho violento, pero finalmente la ‘vuelta’ se la hicieron a él en el trayecto al sitio donde presuntamente fijaron el encuentro.

De ahí que la Policía Nacional inició la investigación del amigo del fallecido, quien lo sacó de casa a tempranas horas.