Laura Bonilla, la ex azafata de 38 años años y actualmente panelista de farándula, admite que con tragos es una payasa, que no tiene miedo a hacer el ridículo, como le ocurrió en una ocasión que sin saber, se besó al papá y al hijo en una noche de farra. Aunque ahora ya no empina mucho el codo, confiesa que de ‘pelada’ ella era de las que se trepaba a la barra a bailar hasta abajo, de aquellos tiempos añora “cuando las rodillas funcionaban”.

- ¿Cómo fue su primera borrachera ?

Estábamos en temporada de exámenes en el colegio y salimos temprano, con mi grupo de amigos nos fuimos a un parque y me acuerdo que tomamos Trópico con Tampico y terminé tan borracha que vomité y sacaba la tierra del parque para tapar el vómito. Me puse súper mal y nos fuimos a casa de uno de mis amigos para que se me pase, como eso no sucedía llamaron a mi mamá para que me vaya a ver, mi mamá me recogió en el estado más deplorable de mi vida, pero nunca me dijo nada, ni hablamos del tema.

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- ¿Y cuando pasó la borrachera?

Me traumé, tuve un chuchaqui muy feo y casi me muero. No volví a tomar Tampico porque me daba mucho asco tan solo verlo en la vitrina de la tienda.

- ¿Qué música escucha cuando se echa los tragos?

Tengo un gusto musical bastante variado, por el lado de mis hermanos tengo influencias de música disco, salsa, romántica, rock. Yo soy feliz con lo que me pongan siempre y cuando la gente esté en buen ambiente, pero eso sí, en la vida, nunca me pongan Arjona.

- ¿Y eso, por qué?

Le cogí un fastidio al tipo porque de ‘pelada’ chupaba todos los fines de semana tequila y Arjona. Viví un proceso de despecho que nadie me lo cree, le agarré un fastidio no al tequila, a Arjona, chupemos sin escucharlo, nadie lo necesita.

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- ¿Bebe con amigos o con la pareja?

Tengo muchas malas experiencias bebiendo con mi pareja, que prefiero beber con mis amigos ciento por ciento. Con la pareja salen ciertas frustraciones y dolores que uno guarda, claro es rico para tener sexo. Ahora que si vamos a chupar con los amigos y me puede acompañar mi pareja, sí, pero chupar tú a tú con él, lo siento un poco peligroso.

- Si fuese un licor. ¿Cuál sería?

Sería un vino tinto, un Merlot bien frío, a las 6 de la tarde, un viernes en pleno ocaso. Me encanta el vino, tiene los mejores efectos en mi, aunque el chuchaqui me mata, pero antes lo disfruté.

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- ¿Cuál fue el momento más bochornoso que tuvo en una borrachera?

Me besé en la misma noche con el papá y el hijo, pero no sabía el parentesco, ellos andaban juntos y con tragos no se miden las consecuencias. El señor se fue y cuando conversaba con el chico me enteré que había sido el papá, me di cuenta de lo que había hecho, pero menos mal fue un bochorno interno, no sé si ellos se habrán enterado. Por lo demás, soy bastante payasa y no le tengo mucho miedo a la vergüenza pública. Yo era de las que me trepaba a las barras a bailar, lo daba todo hasta abajo. ¡Ayyy, que buenos tiempos cuando las rodillas funcionaban! (Risas).

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