La pasión de su vida es el teatro, es lo que le mueve el alma, comenta con vehemencia Rossana Iturralde, quien vuelve a los escenarios de Guayaquil con la obra ‘La edad de la ciruela’, después de haber vivido una época difícil debido a la pandemia.

“Fue durísimo y estuve algunos momentos mal. En los últimos años murió mi papá, una tía a la que yo adoraba y mi hermano, por eso cuando mi mamá se contagió me preocupé mucho, no hubiese soportado una muerte más, pero salió airosa pese a que tiene 88 años”, cuenta la actriz guayaquileña.

Ese tiempo indica que lo aprovechó para investigar y elaborar nuevos proyectos teatrales.

“No paré de trabajar, de ensayar, tenía mucho miedo, pero salí y ya estoy más tranquila. Logré también mejorar ciertos desórdenes alimenticios que se generaron por el estrés, lo que derivó en una gastritis crónica”.

Ya renovada cuenta que volvió a las tablas en Quito, ciudad en la que reside, donde presentó la obra ‘Cartas cruzadas’, junto a la actriz Nadyezhda Loza Moreira.

“Me cuido, hago mucho ejercicio y me mantengo en la confianza de que todo va a estar bien, no hablo de fe porque la fe es ciega, y no me gusta ser ciega ante lo que puede venir”.

Además del teatro, explica que su mundo lo mueven su hijo y su nieto.

“El regalo que me dejó la pandemia es mi nieto. Soy la abuelita más chocha y estúpida del planeta. Ellos, junto a mi madre, el teatro y mis amigos, me mueven el alma”.

‘La edad de la ciruela’ es la pieza que la trae de regreso a su ciudad y al escenario del Teatro del Ángel, en Urdesa.

“Es una obra que quiero mucho y la hago con Nadyezhda Loza, juntas representamos a las nueve mujeres de la obra”.

Rossana explica que tiene muchos recursos de comedia, farsa, drama y melodrama.

“No es el teatro que la gente suele ver, pero es tan extraordinaria (la obra) que hace que el público pase por muchos estados”, finaliza.