Ni todo el músculo ni los millones pudieron evitar el susto que vivió Dwayne Johnson, más conocido como La Roca, en su más reciente travesía aérea. El querido actor y exluchador fue protagonista de un inesperado incidente en pleno vuelo, cuando su jet privado —un lujoso Gulfstream G650 valorado en 65 millones de dólares— presentó una falla mecánica que lo obligó a regresar de emergencia a Hawái.

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Todo ocurrió la noche del jueves, a unos 35 o 40 minutos de haber despegado rumbo a Houston, Texas, destino al que Johnson se dirigía con entusiasmo para participar en el arranque de la segunda temporada de la United Football League (UFL), liga de fútbol americano. Sin embargo, el viaje tomó un giro dramático cuando el sistema hidráulico de la aeronave comenzó a sobrecalentarse, poniendo en riesgo la seguridad del trayecto.

El momento más tenso llegó cuando el propio piloto se acercó a hablar con Johnson… ¡de rodillas! Según relató La Roca, el profesional quiso mirarlo a los ojos para explicarle la situación con total claridad. “Tenemos que regresar a Hawái. Le doy mi palabra de que lo aterrizaré de manera segura en la isla”, le aseguró el piloto, en una escena digna de película.

El susto lo hizo reflexionar

Con su característico sentido del humor, pero también con sinceridad, Johnson compartió la experiencia con sus seguidores en redes sociales. Confesó que el susto lo hizo reflexionar profundamente sobre la vida, y que para calmar los nervios… se sirvió un trago doble. “Cuando el piloto sale y te habla directamente, empiezas a pensar en lo que realmente importa”, escribió, dejando ver su lado más humano y sensible.

Aunque se mostró frustrado por no poder cumplir con su compromiso en Houston, no perdió la gratitud. “Te das cuenta rápidamente de las cosas que importan y de las que no. Tuve uno de esos momentos anoche”, confesó, visiblemente conmovido.

Finalmente, y gracias a la pericia del piloto, el jet logró aterrizar sin contratiempos en Hawái, donde Johnson pudo abrazar a los suyos y respirar aliviado. Una experiencia intensa que, aunque lo dejó fuera del evento deportivo, le recordó lo frágil —y preciosa— que puede ser la vida… incluso para una auténtica roca.

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