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Sin Poses: Ana Buljubasich la cachinera más famosa
En Sin Poses te presentamos la otra cara de los que salen en la TV
Muchas personas al ver a Ana Buljubasich dirán que tiene el dinero para darse los gustos que se le antoja. Podría ser verdad, pero ¿quién dice que gastar más es vivir mejor? Anita, como la llaman todos y quien hizo de TC Televisión su casa desde que llegó en 1985, es una persona que no se hace problemas a la hora de arreglar su hogar.
Es más, no le gusta comprar cosas nuevas, no le agrada gastar en vanidades que le cuesten mucho.
En Sin Poses, donde la gente famosa se muestra como es, ella se describe con una sola palabra, una que a muchos les incomoda cuando se los llama así: ella es “cachinera”. Tal como lo leyó, la más famosa del Ecuador.
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Así se cataloga a quienes buscan o hurgan entre las cosas que a los otros ya no les sirve y les dan un nuevo uso. Pero en su caso, para eso se debe tener buen gusto. Y la ex TC lo tiene junto a su esposo, el músico Nerio David Pérez.
“Mucha gente se equivoca cuando ve ciertos artículos en la casa, piensa que lo que ven ha sido comprado en subastas o los pedí en el extranjero”, dice Anita. Ahí es que se llevan la sorpresota, pues los encontraron en la cachinería o ellos mismos los hicieron.
Anita perdió la cuenta de las veces que ha ido con su esposo al ‘Mall del piso’ y ahora les resulta difícil de ir, porque le queda un poco lejos.
MANOS A LA OBRA
Llegamos al domicilio de la creadora de la revista ‘De casa en casa’, donde también fue presentadora, y desde la entrada uno se sorprende. Junto al patio hay un adorno fuera de serie, una tapa de baño que tiene dibujada una mosca; en otros hogares seguro que la botaban, pero donde Anita es un adorno que llama la atención y en una ocasión hasta sirvió para hacer una obra de arte de su esposo Nerio.
Junto a la cocina tiene una biblioteca. Anita dice que tiene cientos de libros que necesitaban estar en un lugar seguro; además, mandar a fabricar un modular le podría costar unos 600 dólares.
Ella escuchó que podía utilizar unos ladrillos, cuyo costo no pasaba de los $ 12, ¡y manos a la obra! Luego consiguió unos restos de tablas que le costaron $ 4 y el resultado fue una biblioteca gigante, rústica, y que todos quienes la conocen siempre le preguntan el costo y quién se la hizo.
“Creo que me va a durar toda la vida, quedó linda y la gente se admira cuando les converso cómo se dio”, dice Buljubasich, quien nació en Argentina y llegó al país en 1971. La biblioteca es un ahorro grande y sobre todo es muy original.
ADORNOS DEL RECICLAJE
En uno de los dormitorios había una base de cama a la que le faltaba un respaldar y entró en acción Anita. Se fue a una cachinería, compró las partes de unos adornos, cada pedazo costaba $ 10, adquirió tres, y $ 2 de tablitas. “Luego, un carpintero comenzó a hacer lo que le pedía y al final el resultado fue una megacama de lujo, aunque invertí casi nada”. Y para rematar, como sobraron algunos pedazos de madera también crearon un adorno.
Pero lo que en la actualidad todo es admiración, en años anteriores sus hijos le cuestionaban el por qué tenían tantas cosas viejas o por qué compraban o recogían lo que otras personas no necesitaban.
EL CAMINITO A BAJO PRECIO
Hay un lugar de su casa que podría haberle costado mucho dinero, pero la parte más atractiva y comentada es la de menor costo. Resulta que en una pared la han retratado como si estuviera en Caminito, el sector más famoso de Buenos Aires, donde ir a tomarse una foto es obligatorio. Lo recreó tan igual como el original.
Caminito es un sector que fue hecho con planchas de zinc y pintado con todos los colores. Tanta fama ha tenido esta parte de su domicilio que muchos se lo alquilan para hacer producciones. Anita y Nerio David invirtieron poco dinero para darse ese gustito.
“Hay amigos que han venido a mi casa y se toman la foto tan cerca que la gente piensa que se han ido a Caminito, por lo real que se ve, pero en realidad todo fue hecho con planchas de zinc viejas”, explica Buljubasich.
EJEMPLO
El reciclaje en la casa de Anita es cosa seria, dice que muchos lo pueden hacer, pero pocos se atreven, porque la gente los puede juzgar. Eso le pasó al inicio, pero ahora hasta su hija Gabriela y su esposo Byron llevaron la temática de la vida de su mamita a su restaurante.
Ahora los lectores de EXTRA, antes de dejar arrumado algún objeto, estarán conscientes de lo que les puede servir, todo es cuestión de tener mucha creatividad y también ahorrar.
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