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Farándula
Nathaly Silvana: ¡Quiere defender a los artistas!
Nathaly Silvana tiene un masterado en Propiedad Intelectual. Es abogada y cantante. Quiere acabar con los ‘grupitos’ entre cantautores ecuatorianos
De lunes a viernes es abogada, los fines de semana se dedica a la música y a tiempo completo es mamá de una niña. Ella es Nathaly Silvana, de 34 años, quien emprendió su carrera musical desde los cuatro, acompañada de su papá, el popular Máximo Escaleras.
Entre risas, cuenta que ha dado muchas entrevista de su faceta artística, pero ninguna de su profesión como abogada. Hace seis meses obtuvo un masterado en Propiedad Intelectual. Se ve como presidenta de Sayce (Sociedad de Autores y Compositores del Ecuador) o de Sarime (Sociedad de Artistas Intérpretes y Músicos Ejecutantes del Ecuador).
Usted ha ido de la música a la abogacía...
Las cosas cuando pasan tienen un porqué. Me gradué del colegio como contadora. En la universidad iba a seguir Auditoría y cuando conocí unas materias sobre derecho del trabajo, me interesó, me fui por esa carrera y me enamoré.
Pocos conocen que ya tiene experiencia como abogada.
(Risas) Conocí cosas y me abrí camino en ese mundo. Trabajé en el Tribunal Distrital Fiscal, en el Servicios de Rentas Internas (SRI), en la Corte Nacional de Justicia, aunque siempre fui combinando todo con la música. Cuando hice mi maestría en Propiedad Intelectual fue cuando lo uní completamente.
¿Cómo se organiza para cumplir con todo?
De lunes a viernes soy abogada, los fines de semana artista, y mamá a tiempo completo. También descubrí que me llamó la atención la actuación. Estuve en la novela ‘La Trinity’ (...) La política me gusta, pero cuando es responsable, objetiva, con honestidad y que se maneje con parámetros legales.
Ahora es presidenta parroquial en Alagansi...
He visto cómo no se respetó el derecho de la ciudadanía y se quiere pasar sobre el derecho de otros con tal de tener un beneficio personal (...) Ahora como autoridad termino en 2023 mi papel de presidenta parroquial del GAD de Alagansi y retomo mi estudio jurídico. Me enfocaré en derecho de músicos y temas empresariales.
Derechos de músicos que los ecuatorianos reclaman. ¿A usted han querido ‘verle la cara’ con algún contrato ‘trucho’?
Me pasó con una compañía que quería firmar conmigo, pero tenía que ceder los derechos musicales de mis temas por 10 años. Eso era una locura. Si nosotros, los compositores, creamos música, no es para regalarla. Por último, podemos tener una regalía que se hace a través de una sociedad de gestión. Estas compañías te ofrecen que vas a triunfar. También me pasó con un mánager que me dijo que de todo lo que haga (gane), debo darle el 35 por ciento. Hice una carrera musical y sé cómo se maneja.
No firmó, pero me imagino que así mismo asesora a su familia para que no caiga en esto.
No firmé porque me parece una violación de derechos exponencial. En mi familia todos somos artistas, pero nos impulsamos por nuestra cuenta. No descarto firmar con una compañía, pero que me garantice que mis derechos serán respetados y no vulnerados.
¿Conversa con sus colegas del tema?
Recién terminé mi maestría hace seis meses, pero sí hemos tenido varias conversaciones a través de entidades de gestión, que no hacen un mal trabajo, pero evidentemente se puede mejorar. En México y Colombia existe más control y el artista puede vivir de las regalías de sus obras. Eso le permitió a muchos vivir en la pandemia, pero no para el ecuatoriano, al que le hace falta mucho en ese tema legal.
Por sus palabras se puede decir que apunta a la presidencia de este tipo de organizaciones...
Sí, me gustaría ser presidenta y realizar la labor. Quisiera promover la unión entre aristas, porque los ecuatorianos somos desunidos, queriendo pisar o hablando mal el uno del otro o formando grupitos. Quiero ser parte de un proyecto grande que una a los músicos.
¿Se forman ‘grupitos’?
Sí, son grupos súper clasificados. Y si un empresario se acerca, le ofrecen los mismos cantantes de siempre; y si no formas parte de ese círculo, no te incluyen. También hay la subestimación de géneros: “que yo hago pop, rock y tú haces chicha”.
¿Ha sentido que le han hecho ‘fuchi’ por cantar música popular?
Soy un poco apática en el tema. Generalmente realizo mi actividad sola y no le hago daño a nadie. Que otros hayan querido tener problemas conmigo, es muy aparte. Respeto a todos en ese sentido, no he tenido un rechazo como tal, pero sí me subestimaron por ser muy joven.
¿Fue su decisión dedicarse al género popular o fue una influencia de su papá?
Siempre me gustó. Crecí con los boleros y pasillos. Escuchaba Julio Jaramillo y me encantaba (...) Hemos clasificado o generado un mito de porque es chichero, tal vez sea alguien que no tiene educación o capacidades económicas. Los cantantes populares son llamados así porque le cantan a un público al que otros no.
Suena fea esa clasificación...
No debemos clasificarnos como vacas, por así decirlo, porque todos tenemos esa oportunidad. Yo en la música popular he ido marcando un estilo propio.
Se dice que el público popular es el más complicado, incluso muchas veces se sobrepasan con el artista...
Por supuesto, siempre andan felices y alegres. Me quieren agarrar. (Una vez) Me quisieron besar, pero me quité. Recuerdo que en Guayaquil, una señora me haló porque quería una foto conmigo y me asusté.
Nos enteramos de que no solo canta y se dedica a las leyes, sino que también diseña su vestuario.
Me caracterizo por darle más elegancia y sobriedad al vestuario. No soy de las que muestran mucho, no creo que ese sea mi talento. Mi talento es mi voz. A quien le gusten mis canciones, que me contrate y punto. No hace falta estar semidesnuda para que te contraten.
Para finalizar, ¿dejaría la música para dedicarse a ser abogada?
Nunca tuve miedo a los escenarios, puedo hacer muchas facetas, pero la que nunca dejaré es la música.