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Farándula
María Mercedes Cuesta: "No soy mujer de tacos, sino de zapatos de caucho"
La periodista y política, de 47 años, no se complica para vestir. Cuenta que es cero maquillaje. Narra su vida familiar y su pasión por la cocina...
Detrás de la política, se esconde una amante de la cocina y del buen café. María Mercedes Cuesta, quien fue cuatro años miembro de la Asamblea Nacional, dice ser tan hogareña, que prefiere que todos sus ‘panas’ le ‘caigan’ en casa, antes que salir.
La guayaquileña, de 47 años, también explica que pese a las dos décadas que tiene ‘camellando’ en diversos medios de comunicación, nunca aprendió a maquillarse, odia ‘producirse’ y prefiere no utilizar tacones.
¿Cuál es su look diario?
Zapatos de caucho, un blue jean o un pantalón suelto y suéter. Trato de estar súper sencilla, cero maquillaje, ni ‘producida’. Creo que el mayor placer de la vida es trabajar en lo que te gusta, sin tener que maquillarte.
En la Asamblea era distinto...
Tenía que vestirme formal. No soy mujer de tacos, sino de zapatos de caucho. Mi mamá me decía que mis Converse (deportivos) y yo éramos uno solo. Incluso tenía unos botines rojos que no me los sacaba para nada. Admito que tengo una gran variedad de calzados altos, porque me fascina verlos, pero prefiero estar cómoda. Cuando estoy ‘producida’ me molestan el rímel y la base.
O sea, no gasta en maquillaje.
Invierto más en artículos de cuidados personal. Mi mejor inversión son las cremas y productos para el cabello. En eso me gusta gastar. También en cosas para la cocina. Soy de las que compran todas las herramienta para presentar mis platillos de la mejor forma. Soy vanidosa en la cocina.
¿Cuál es su especialidad?
En platos típicos, es el seco de pollo. Me gusta hacer costillas. Las salsas son mi pasión y mis hijos (la actriz Mare Cevallos y Sebastián) dicen que me quedan riquísimas. En lo dulce, hago torta de zanahoria y cupcakes (pastelitos pequeños). Ese amor a la cocina lo heredé de mis padres (Amelia y Sixto), quienes me decían que no se necesita gastar tanto para comer rico.
¿Se memoriza los platillos o se ayuda de internet?
Hago todo con recetas. Desde jovencita me gustaba coleccionar libros de cocina, pero también me apoyo en YouTube.
¿Le pone amor a la gastronomía, pero para arreglarse no?
Tengo un ritual de belleza todas las noches y en las mañanas. Me pongo cremas para los ojos, rostro, cuello y contorno. Es algo que llevo haciendo desde hace 20 años. Es súper mecánico. Me voy a todas partes con las cremas. Siempre cuando grababa noticieros salía corriendo para limpiarme la cara.
¿Necesita que la ‘produzcan’?
Tengo dos manos izquierdas para maquillarme. Soy tan reacia a eso, que cuando hay eventos no voy por el hecho de tener que ponerme tacos y producirme. Maquillarme es un reto. Voy si es con zapatos de caucho. No me pongo lápiz de labios, me coloco vaselina y ya estoy.
En su etapa como asambleísta tuvo ‘momentos épicos’, como el que vivió en 2019 cuando confesó en un pleno de la Asamblea que fue violada y abusada sistemáticamente cuando era solo una niña. En ese momento se trataba el tema de la despenalización del aborto por violación en el país.
Meche (como la llaman sus amigos) aclara que nunca tuvo intención de revelar esa etapa dolorosa de su vida. Y retrocediendo al pasado, describe aquel episodio como un “error”.
“No planeé decirlo, fue algo que me salió producto del ‘calor’ de un discurso político. Revelarlo fue tremendamente doloroso porque me sentí vulnerable. No quería salir de mi casa ni que me vean porque me moría de la vergüenza. Pero si eso sirvió para que una sola persona cuente su historia y pueda liberarse de algo tan doloroso, ¡bendito sea Dios!”, expresa.
Para ella, decirlo fue tremendamente liberador. Describe su secreto como un peso enorme del que debió deshacerse hace muchos años. Y aunque no fue la forma correcta, pudo sanar.
“No soy de victimizarme. Soy súper abierta en mis temas personales. Tuve bulimia y sufrí violación. No soy de las que se quedan en sus etapas, sino que digo ‘ya pasó’. Evoluciono y las cosas las dejo atrás. Viví un proceso sanador. Fue duro porque no quise ver ni el sol, no aceptaba llamadas, me desconecté del mundo, pero fue una etapa que cerré y concluí en mi vida”, expresa.
Aunque fue criticada por su postura frente a la vida, dice que no se ve juzgando a nadie por su forma distinta de pensar. “Siempre creí en la vida ante todo, pero no puedo juzgar a una niña violada que decide abortar, no la puedo mandar a la cárcel, pero creo que la vida es sagrada. Mi sueño es que el Estado pueda acoger a una mujer violada y ponga a esa criatura en adopción”.
Sobre el feminismo, tiene su propio criterio. “No creo en el empoderamiento femenino, porque es un discurso que se ha tergiversado. El verdadero empoderamiento es cuando logremos un sueldo a la par con los hombres. Desmerecer el trabajo en el hogar y la maternidad no está bien, cuando para mí es un rol hermoso. Hay quienes deciden no tener hijos y está bien, pero tampoco eres menos por tenerlos, porque es un rol importante para la sociedad. Valoro a las amas de casa y madres de familia”.
En la familia
María Mercedes es madre de la actriz Mare Cevallos, quien se encuentra participando en el reality ‘El Poder del Amor’ en Turquía, y de Sebastián, un joven que sueña con ser director de cine.
Aunque se describe como una mamá sobreprotectora, reconoce que le hubiera gustado pasar más tiempo con ellos cuando eran niños, pero tuvo que ser el sustento económico de casa.
A Mare la describe como una joven llena de energía y muy trabajadora. Por eso no le impidió que ella vuele hasta Turquía, pues en el fondo sabe que esto la puede ayudar con su internacionalización como actriz.
“Ya no pide opiniones. Me dijo ‘me voy’ y ya, pero me alegra saber que la producción la trata bien allá. Siempre la apoyaré”, cuenta.
En realidad, no quería que Mare eligiera el mundo del espectáculo, porque a ninguna de las dos le gusta la farándula, sino que prefieren mantener su vida familiar en privado.
“No debía esperar otra cosa. Desde que tenía uso de razón, mi niña se crio en los estudios de televisión”, admite.
Lo único que no hace es ver el programa en el que ahora concursa su hija, porque asegura que editan partes y la hacen quedar como la mala o villana de la película.
“Trabajé en televisión y sé cómo se maneja esto”, finaliza.
En lo amoroso
Mantiene una relación estable, desde hace varios años. Su pareja no es un personaje público, por eso no lo muestra en redes sociales.