Exclusivo
Farándula
La historia del hombre que trajo la salsa a Guayaquil y se hizo amigo de Héctor Lavoe
Vicente Ayala fue el creador de una de las primeras salsotecas de Guayaquil, la famosa Carlos Alberto. Hasta allí llegó incluso el gran Héctor Lavoe
Si de cómo se plantó la rumba y la salsa en Guayaquil se habla, imposible dejar por fuera a aquel que hasta el mismísimo Héctor Lavoe, allá por 1984, llegó a buscar a su casa en plena madrugada solo para ‘vacilar a lo bien’: Vicente Ayala Espinoza.
Quienes no lo conocen quizá lo identifiquen más rápido con este dato: él fue el creador de lo que entre los años 80 y 90 fue el centro de los bailadores y salseros, la famosa salsoteca Carlos Alberto, ubicada en una zona brava, en las calles Febres Cordero e Ismael Pérez Pazmiño, centro sur porteño.
Hoy, a sus 80 años, quienes gustan de este ritmo musical ven a Vicente Ayala como toda una “institución en la salsa”. Nacido en la zona de las 5 esquinas, en el Puerto Principal, migró a Estados Unidos y allá se dedicó a trabajos de limpieza, y luego a la compra y venta de ropa.
Le fue bien “porque sabía trabajar”, dice Ayala, al recordar que también se dedicó a otro negocio: “compraba mil o dos mil vestidos a un dólar cada uno y los vendía a cuatro o cinco dólares la unidad. ¡Ganaba bien!”.
Este tema te puede interesar, ponte 'pilas': Carolina Jaume: Unos aman trabajar con ella, pero otros no
Ya con su economía estable, ‘vaciló’ la vida en lugares como The Corso Night Club, en Queens, o The Palladium, en Broadway y la 26, recuerda con claridad hasta la dirección. Allá, además, vio a los grandes salseros de la época, como Ismael Miranda, Tito Rodríguez, Charly Aponte y muchos más.
Pero la Carlos Alberto también tiene su historia sentimental. Cuando a Vicente Ayala se le pregunta por qué el lugar se llamó Carlos Alberto, los ojos se le humedecen. Recuerda entonces a su hijo, fallecido en 2021, a los 44 años de edad. “Le puse su nombre, Carlos Alberto, que a la vez lo había llamado así por el famoso futbolista brasileño de esa época”, le cuenta a EXTRA.
Uno de los más ilustres personajes que visitó aquel lugar fue Héctor Lavoe, de quien Vicente guarda una anécdota que cada que la cuenta hace reír a la gente. Después de haberse tomado unos tragos en su bar y como había harta gente tuvo que sacarlo por la puerta de escape. “Yo tenía un perro que se llamaba Joe y cuando él estaba saliendo le ladró”.
Ya era de madrugada cuando Vicente dormía y de pronto, desde la calle, los gritos desaforados de un Lavoe ya bastante ‘entonado’ y en busca de ‘algo más’ lo despertaron. “Joe, Joe, Joe, gritaba desde afuera. Yo me levanté y él riendo dijo: ‘Ya ves, no tengo que decirte ni Carlos (por la Carlos Alberto), sino Joe’. Y todos nos echamos a reír”, dice recordando con alegría aquel día.
Hoy, a sus 80, Vicente Ayala sigue vibrando salsa. Tal es así, que hace poco el grupo Rumberos en Clave lo homenajeó y gozó con sus anécdotas en un conversatorio donde incluso hasta se pegó su bailecito.“La salsa es mi vida, como este ritmo ninguno. Yo moriré escuchando salsa”, sentencia sobre su amor por este género musical.
Para contenido exclusivo: SUSCRÍBETE AQUÍ