Anécdotas para el olvido. Historias humillantes y vergonzosas son contadas sin filtro a EXTRA por figuras del espectáculo local. ‘Momentos que me mantienen humilde’, es el nombre de esta tendencia que nació en la red social TikTok, para contar situaciones muy personales. Aquí les traemos algunas que llaman la atención por sus temáticas y con las que sus protagonistas dan a entender que si fueron capaces de pasar por ellas, también dejan ver su lado más humilde al hacerlas públicas.

“Actualmente no tengo carro y no siempre se puede andar en taxi, así que me toca muy seguido subirme en buseta. Un día, un man me pregunta si era el actor del programa Vivos. ¿El muchacho de los ojos rojos?, ¿el niño mono? Le respondo todo chévere que sí, cuando me dice: ‘¡Estás acabado!’. Este pobre... La otra es que en la buseta a uno le toca ir siempre de pie, por eso cuando hay chance me siento. Si se sube una mujer tengo tres opciones: Si es de la tercera edad de una me levanto y le cedo el asiento; si es de mi edad o mayor, también lo hago; pero si es una peladita, la taso y de inmediato me hago el ruco porque ella tiene vitalidad. ¡Qué vergüenza, pero es la plena!".

“Hace unos diez años salía con un noviecito extranjero, y como sabía que iba a una cafetería, me pidió que le comprara un croissant de jamón y queso, pero lo dijo tan rápido que no entendí, solo me quedé con la última parte. Así que en el lugar pregunté si tenían de jamón y queso, y me dicen pasteles, le compré y le llevé. Cuando lo vio me dijo que no comía eso y para no quedar mal le respondí que no había. Pero me quedé con la intriga y le pregunté a una amiga que me contó que era el pan cachito. Es que antes no se usaba ese término, así que siempre que como un croissant me acuerdo de esa anécdota que me mantiene humilde”.

“Estaba en la Sierra, de show con el grupo Tierra Canela, y a veces nos tocaba vestirnos en la furgo, era un enterizo con una faldita, por el apuro olvidé ponerme el short que iba por abajo, pero sí tenía medias panty, así que dije no importa. Cuando me dan ganas de hacer pipi y no había baño cerca, así que tocó arrimadita en el monte, le hice un hueco a la media y me agaché. A lo que me levanté la media toda chorreada, se me abrió, cuando nos llamaron al escenario salí sin medias y enseñando todo, me sentía terrible”.

“Una historia de mi niñez que me mantiene humilde es cuando vivía en Durán, en mi casa no había agua potable de la que va por tuberías, y me tenía que bañar en el patio, con perro frío de verano, echándome tarritos de agua. Lo peor es que a veces no me alcanzaba y me quedaba a medio bañar y aguantando frío. Ya en la actualidad uno se baña cómodamente con la buena ducha caliente, pero antes uno pasaba una odisea, pero había que bañarse, preferible temblar con el agua fría que andar cochino”.

“Tenía una enamorada hace mucho tiempo que me acompañó a una reunión y en los bajos del edificio que iba vendían tostadas con cola. Compré para ambos, pero en el trayecto al ascensor me comí mi tostada y al ingresar me pide que le sostenga la de ella y sin darme cuenta también me la comí. Cuando llegamos al piso siete me la pide, fue cuando sentí la vergüenza más terrible de mi vida. La otra fue en el Festival de la Canción en Uruguay, en un almuerzo con artistas de varios países estaba sentado frente a Brasil y viene Colombia y me cuenta un chiste, como estaba tomando cola, me reí y lo bañé con todo el líquido. Eso fue bochornoso y lo peor que me ha pasado”.