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Farándula
Estherlina, la reina del 'sabor' en dos ruedas
Estherlina, la reina del sabor, se moviliza en moto a sus show. Estudió canto en el conservatorio y fue parte del coro de la Orquesta Sinfónica
Estherlina lleva el ritmo en la sangre y el sabor en dos ruedas. Ella desafía el caótico tránsito de Guayaquil en su búsqueda del éxito musical. Hace tres años esta intrépida artista adquirió una motocicleta que se convirtió en su compañera de aventuras, ya que se cansó que los choferes que contrataba llegaran tarde o le cancelaran minutos antes de sus presentaciones.
Esther Molina -su nombre real- confiesa que la música es una pasión que la llevó a ser parte de los coros de la Orquesta Sinfónica, y de las universidades Católica y Espol, a los que llegó después de estrictas pruebas.
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“Aprendí mucho de excelentes maestros que me enseñaron disciplina, técnica, armonía, melodía, absolutamente todo. También estudié canto por dos años en el Conservatorio Antonio Neumane”, indica.
Por su anhelo de ser solista, Estherlina dejó los coros. “Estuve con algunos grupos de pop rock y de rock latino, después participé en el reality ‘Buscando a la dama de hierro’, con Lila Flores, en Ecuavisa, donde interpreté baladas”.
Asegura haber tenido presentaciones destacadas de las que conserva los vídeos. “Cuando salí, seguí presentándome en eventos privados y di un giro hacia la música tropical”.
Eso, debido a que se dio cuenta el ‘pegue’ que tenía cada vez que interpretaba cumbia, salsa o merengue.
“Así nació Estherlina, la reina del sabor, aunque nunca pensé cantar el género tropical, pero fue lo que me empezó a dar dinero, llegaron los contratos y los shows”.
Con el tiempo, se compró una moto para movilizarse. “No me da miedo para nada, mejor me facilita el traslado”.
Su look tampoco se ha visto afectado. “El casco no deja que me despeine. A veces voy con vestido y tacos. Otras en pantalón y sandalias para terminar de arreglarme en el sitio donde me presento”.
No ha tenido mayores percances. “Una vez me cayó la lluvia, pero ya regresaba de un show a mi casa, terminé empapada. Lo que sí es que por la lluvia es complicado frenar y se vuelve peligroso”.
Actualmente está aprendiendo percusión, ya que tiene en la mira salir del país para buscar oportunidades en Colombia o Perú. “Trabajé con algunas orquestas y con la familia Rosado, de reconocidos percusionistas. Toco congas, timbal y bongó, quiero concluir ese aprendizaje para probar en el extranjero”.
Estherlina piensa que en el país ya no avanza más. “De qué me sirve saber tanto si no me puedo complementar. Esto es echándose al agua y siento que en otra parte puedo ser percusionista de una orquesta y cantar”.
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