La decisión de realizarse un tatuaje es significativa, incluso si es para embellecer el cuerpo. Recientemente, el cantante mexicano Nodal se sometió a un proceso para borrar todos los de su rostro, para que al nacer su hija, lo conozca sin dichas marcas. En la farándula ecuatoriana ocurre algo similar...

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El presentador Carlos José Matamoros tiene tatuajes que cubren sus brazos y otras zonas del cuerpo. Aunque está fascinado con los resultados, hay uno que no lo tiene contento, pues ha recibido burlas.

“Tengo un sol en la espalda baja, que luego la gente empezó a llamar: la marca de la prostituta. En los tiempos en los que yo me tatué eso, no existía y tengo amigos que se me cargan por ese tatuaje y bueno, es el único que me borraría”, cuenta entre risas.

“Tengo dos tatuajes de los que sí me arrepiento, porque me los hice cuando no conocía la Palabra de Dios, en mi adolescencia, cuando andaba descarriado. Hoy en día, que tengo madurez, me hubiera encantado el no haberme marcado la piel”, dice.

Tiene uno en su brazo derecho, pero fue para tapar una quemadura de un terrible accidente por el que pasó. Sufrió quemaduras y producto de las lesiones, se le desprendió la piel y quedaron cicatrices muy notables, las cuales cubrió con ese tatuaje.

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“A los 16 años me tatué el nombre de mi novia en la espalda y cuando estuve preso, adentro de la cárcel, me hice unos tribales, que lo hice para cubrir el nombre de ella. Cada tatuaje ha sido por una razón, pero no por una vanidad, ni por nada. Me arrepiento sí, porque me hubiese gustado que mis hijos no vean esas marcas en mi cuerpo, porque no quisiera que ninguno de ellos se tatúe”.

El tatuaje tipo anillo que la presentadora de farándula lleva en su dedo medio de la mano derecha, con el nombre de su exesposo Kikín Mero, fue el que más dolor le dio. Tuvo que someterse a varias sesiones de láser para quitárselo. Estaba arrepentida de llevar grabado el nombre del hombre con el que tuvo casi 8 años de matrimonio.

“No es el fin del mundo, ni me voy a morir, soy de las que se arrepiente de pocas cosas, pero ya pues, a lo hecho, pero, si me arrepintiera de tantas cosas que he hecho y que no han sido correctas estaría muerta (...) No se tatúen nombres de personas que no son de su familia, ni siquiera sus esposos, hazte símbolos que signifiquen a la otra persona, pero no tatuajes, es una tontería. No me lo hice de chiquita, sino de vieja, no tengo excusas”, dijo en una entrevista anterior a este Diario.

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