Lo que se vio la noche del miércoles 8 de noviembre, en Desafío a la Fama, dejó en evidencia el doble discurso y la doble moral de algunos de los concursantes. Les tocó cumplir con el reto de realizar un programa de farándula y aprovecharon para denigrar y jugar con la dignidad de sus compañeros.

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Lo más despreciable es que quienes lo hicieron son los que le tienen declarada la guerra a la farándula, los que se quejan del supuesto trato que reciben, los que argumentan que se lanzan rumores sin verificarlos, los que piden a cambio de conceder una entrevista que se les pauten avisos de sus eventos, pero apenas tuvieron la oportunidad delante delante, dejaron ver lo por de ellos. 

Tachar de pre...  a Conny Garcés, sin tener pruebas, solo porque hace más de un año lo dijo Santiago Castro, quien se la tiene dedicada y cada vez que tiene oportunidad la hace pedazos, situación por la que ella lo demandó, aunque salió bien librado y el proceso legal no prosperó. 

El daño está hecho y esa etiqueta será difícil de quitarla, porque la mayoría de la gente repite lo que escucha sin ton ni son.

Quedó en evidencia que no hay límites, repitieron lo que escucharon ¿y las pruebas?  Por último, en el supuesto caso que lo fuera ¿en qué les afecta? Usar ese recurso tan bajo no los detuvo, ya que a Mare Cevallos se la acusó de tener un romance con un conocido actor y productor, que hasta hace poco estuvo casado.

 Se lo nombró sin medir las consecuencias y le tocó a la actriz salir a aclarar que el hombre es como un hermano. El fin no siempre justifica los medios.

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