El reguetón nunca formará parte de la orquesta Don Medardo y sus Players. Se mantienen fieles a su estilo popular y al desmadre que provocan en sus fans. “No nos gusta el reguetón, nosotros somos de la onda tropical”, explica Miguel Ángel Luzuriaga, uno de los representantes de la agrupación.

Aunque la música que interpretan ha roto las brechas generacionales con cumbias andinas, salsa, merengues y otros ritmos bailables, los artistas no están dispuestos a seguir la tendencia urbana. “Nosotros tenemos el mismo sonido de cuando mi padre (Medardo Luzuriaga) inició hace 54 años”, explica.

Su último disco llamado 107 será presentado hoy y según Miguel Ángel lleva la misma fórmula que creó su padre. Por eso incluye una nueva versión, su tradicional cumbia ‘Casarme no’.

A finales de la década del 70, el saxofonista se unió a la orquesta de su progenitor. Al año siguiente fue su hermano Marcelo (cantante y trombonista) el invitado al grupo y se ‘estrenó’ tocando en fiestas de Quito, específicamente en el Alamedazo. A la par, ambos se profesionalizaban en el conservatorio.

Toda esa experiencia artística ha permitido que, pese a haber estado más de un año alejado de los ensayos por la pandemia, la orquesta siga sonando de lujo.

Los aman

La cercanía con el público es lo que más extrañaron durante los meses complejos de la crisis sanitaria. Según Miguel Ángel, hombres y mujeres los siguen por igual, en redes sociales les comparten memes de la banda y hasta bailan sus canciones en TikTok. Sus seguidores en Asia y Europa ‘zapatean’ sus cumbias, aseguran Marcelo y Miguel Ángel.

Aunque la creencia popular sitúa a las fanáticas costeñas como las más atrevidas en los shows, los hermanos Luzuriaga aclaran este mito. “Para nada. Las de la Costa son más tranquilas, las de la Sierra son alborotadas, sobre todo en Riobamba (Chimborazo), donde tenemos hasta un club de fans”, explica Marcelo.

Aunque los abrazos, fotos y obras de artes son algunos de los regalos más comunes que han recibido los integrantes de Don Medardo, los ñaños cuentan que en ocasiones las chicas les lanzan ropa interior al escenario. “Un día fue uno de los cantantes el que la llevó hasta el camerino, pero fue más para la ‘chacota’”, describe Miguel Ángel.

La ‘jama’ y la música

Además de la presentación del nuevo disco, la orquesta celebra el regreso a los escenarios. “Poco a poco la cosa se va reactivando. La pandemia ha sido muy difícil, especialmente, para los artistas... Ahora ya nos llaman (para eventos), casi como antes”, mencionan.

Esta semana tiene cinco shows. En un par de días recorrerán Quito, Cuenca, Santo Domingo, Guayaquil y Montañita, en Santa Elena.

Sin embargo, el espectáculo más esperado, aseguran los hermanos, es el de esta noche, ya que además de mostrar su álbum 107, compartirán una cena con 300 fieles seguidores de la orquesta.