En la farándula ecuatoriana existen personas con una doble vida, esa que no se conoce en redes sociales, ni en televisión y que, en la mayoría de los casos, es aprovechada por líderes oscuros, quienes buscan de ese glamour, para disfrutar del dinero ilegal. 

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Con esta idea coinciden los cronistas de espectáculo Monika Gilly, Satlyn Ramos y Alsino Herrera, luego de que Mayra Salazar (35), procesada por el caso Metástasis y considera pieza clave en la operación Purga, revelara los nombres de algunas famosas.

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En su declaración anticipada del pasado 28 de marzo, Salazar salpicó a Mafer Vargas, María Fernanda Pincay, Ángela Orellana, Yuleysi Coca y Carolina Jaume, quienes han desfilado por programas de televisión como presentadoras o participantes de realities. Precisamente fue así como Salazar utilizó sus conexiones para facilitar favores a grupos criminales a cambio de beneficios financieros, según la Fiscalía.

Ella también tuvo contacto y conocía a talentos de la pantalla, pues se desempeñó como relacionista pública de TC Televisión; de ahí es donde conoció a varias de ellas. Pero, ¿siempre fue así la farándula?, ¿qué secretos pueden ocultar estos talentos cuando las cámaras de televisión se apagan?

“Un dicho popular dice que ‘todos tienen su guardado debajo de la cama’, solo que al ser personajes que están en la mira del público (...). El mundo del entretenimiento en Ecuador se ha dañado. Estar expuesto en el escenario se torna complicado y es sabido que los líderes y secuaces de los carteles buscan involucrarse en ese mundo de glamour y el brillo que te brinda la oportunidad de codearte con los artistas. Esas personas buscan aparentar con su dinero mal habido para formar parte de ese mundo. Por eso tratan de rodearse de ellos. Ya depende de cada persona y sus valores saber hasta dónde llegar y qué hacer frente a algún tipo de propuesta ilegal que les llegue. Claro que al aceptar, corren el riesgo de arruinar su carrera”.

“Fui una de las pioneras de lo que era la farándula, lo hice en el programa ‘Aló qué tal América’. Yo interpretaba el personaje de la Beba Veneno; eran otras épocas. Lo que estamos viendo ahora es una cosa asquerosa, falta de respeto, les encanta el chisme, se creen divos (...). En mi época existía ética profesional, quienes estaban inmersos en el espectáculo teníamos principios y valores (...). Hay personas que tienen doble vida y moral. Dan asco, no tienen la menor vergüenza, no tienen pudor, se meten en lo que sea con tal de estar en la palestra, ser famosos y ganar dinero, pero de mala forma. Ahora basta con que te pongas unas prótesis, te acuestes con media humanidad, seas drogadicta, escandalosa, borracha o estés en negocios turbios”.

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“Entre los años 80 y 90, no hubo nada de esto en el país (famosos involucrados en casos judiciales). Los periodistas teníamos acercamientos con los llamados ‘destajeros’ (sicarios), terratenientes y otros de menor jerarquía, pero no alianzas ni sociedades. La farándula era abismalmente lejana para ellos. Incluso yo fui objeto de dos secuestros. La gente pública era admirada por ellos, pero no seducida. Lo más escandaloso eran los ‘cuernos’, las infidelidades, pero ni eso se publicaba (...). Hoy en día ha evolucionado significativamente desde los 90. Ahora hay una mayor presencia en las redes sociales, con influencers y celebridades utilizando plataformas como Instagram y TikTok para llegar a su audiencia. También hay una mezcla de medios tradicionales y digitales”.

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