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Farándula
Cristina Reyes: "No le respondo a cada perro que ladre"
Es la presidenta del parlamento andino y una de las grandes defensoras de las mujeres. En esta entrevista deja ver su lado humano
La abogada y desde el 2023 presidenta del Parlamento Andino es muy expresiva. Cristina Eugenia Reyes Hidalgo (42) lleva esos nombres porque así se llaman su madre y abuela paterna, respectivamente. “Mi abuela tenía mucha personalidad y sabía que con levantar el teléfono dominaba el mundo, siempre me transmitió aquello”, dice.
(Lea también: Cristina Reyes: “Mi relación nunca fue tóxica con el PSC”)
La acompañan gente de su equipo o amigos, no guardaespaldas. Cuando se la entrevista para conocer su lado más personal, siempre de alguna u otra forma se va por lo político.
Se considera buena lectora, sobre todo de biografías, novelas históricas y, como toda mujer, a veces lee una revista del corazón o cómic. Ve en Netflix series políticas y recientemente se enganchó con las historias de amor y desamor de Carrie Bradshaw en Sexo en la ciudad. Además confiesa que le encantan las telenovelas turcas.
Reza por las noches y considera que son esas oraciones las que le han dado la fortaleza necesaria. Sueña con ser presidenta del país.
Ya es cuarentona y siempre ha sido media rebelde. ¿Cómo le agarró llegar a esa edad? Porque a muchas mujeres les da depresión, otras quieren vivir lo que no vivieron a los 20.
Me siento plena y en mi mejor momento. La vida es un gran proceso de evolución, he aprendido y me he formado, pero también me he estrellado. Yo me entrego con todo lo que viene, ya sea bueno o malo. Desde la adolescencia he sido rebelde, pero con un propósito.
Fue reina y presentadora de TV, escribe, incursionó en la política, es abogada y conferencista internacional. La lista es larga…
Me falta todo, la vida recién empieza a los 40. Vivo intensamente, he aprendido a modular mis emociones, ya no quiero ser tan impulsiva, intento tomarme todo con más calma, pensar con cabeza fría.
En los tiempos que corren, usted prefiere estar acompañada por su equipo o amigos. ¿Y los guardaespaldas?
Gracias a Dios no me considero un objetivo, aunque sé que todos los ecuatorianos estamos en peligro. No se ven acciones ni de este ni de los anteriores gobiernos. Para ciertos eventos puntuales en mi recorrido por el país, sobre todo en barrios que son zonas calientes, solicito asistencia policial. Nadie puede caminar tranquilo, pero mi conciencia sí está tranquila. No practico artes marciales, pero creo que un puñete mío dolerá (risas).
Está más delgada. ¿Existe alguna razón en particular, mucho trabajo, preocupaciones o problemas personales?
Las mujeres tenemos espejos y sabemos cómo nos vemos. Además en las redes sociales hay mucho bullying, nos dicen cómo debemos lucir. No diré las razones en este momento por las que gané peso, pero tomé la decisión de perder esas libras. Además hace 20 años, por el certamen Miss Ecuador (fue Miss Mundo Ecuador), aumenté mis pechos. Una exaspirante, Gisel Rosado, me llamó para decirme que ella se había sacado las prótesis y recomendó que hiciera lo mismo. No lo pensé mucho, hablé con el doctor Jusueth Morán, con quien mantengo una amistad de 15 años, y se lo pedí. Como he perdido peso, me siento ligera. Todavía estoy hinchada. Usaba la talla de sostén que me quedaba, siempre con un escote prominente (risas).
¿Y va a dejar los escotes?
Me veían como una mujer voluptuosa. Seguiré usándolos, pero ya no tendré tanto que mostrar (risas).
“No respetaría a una pareja que sea mandarina”
Cuando usted se casó no quiso usar un traje tradicional y prefirió llevar uno de color rojo. ¿Qué lo hizo? ¿Lo vendió, regaló o se lo volvió a poner?
(Risas) Lo tengo guardado y pienso volverlo a usar en alguna ocasión especial. Lo diseñó Karla González. A mi mejor amigo, Jusueth Morán, siempre lo invitan a galas, ya habrá oportunidad de acompañarlo a una de ellas.
En febrero del 2022 en Manta contrajo matrimonio con Patrick Mittaz. Siempre existen altos y bajos en una relación y la luna de miel quedó pendiente…
La vida es un aprendizaje permanente, aunque siempre el amor ocupa un lugar importante, mi patria es mi pasión y vocación. Siempre ha sido así, desde jovencita. Las responsabilidades van en aumento, soy presidenta de un organismo internacional, estamos a las puertas de una campaña presidencial. En ese devenir está el saber equilibrar. El verdadero amor es el que tiene paciencia e impulsa a volar. Hemos tomado vacaciones, pero no propiamente una luna de miel.
¿Su gran amistad con el doctor Jusueth Morán ha sido motivo de celos o conflictos?
No me gustan las personas celosas, yo tampoco lo soy. Se tiene que ser seguro. Me debo al Ecuador. A Jusueth lo conocí cuando una productora de alguna manera nos estafó a Tahiz Panus (ahora directora de Miss Universo) y a mí en un proyecto. Más que un amigo, él se ha transformado en un hermano. Ha sido una bendición en mi vida. Han dicho que es algo más, pero no me importa. Con Tahiz retomamos nuestra amistad recientemente, porque estuvimos distanciadas.
No nos imaginamos a Cristina Reyes como ama de casa, cocinando o lavando platos.
Debo reconocer que no soy la mejor ama de casa, tengo otras virtudes. Cocino muy poco, la sazón de Cristina no es la mejor, pero para salvarnos están las plataformas.
Siempre hay alguien que manda en casa…
No comparto que alguien quiera imponerse. No me agradaría ni respetaría a una pareja que sea ‘mandarina’, como le dicen en Guayaquil a los que se dejan dominar. Errores se pueden cometer. Además del respeto que es importante, la lealtad cada día es más escasa en las relaciones de pareja y de amistad.
A sus 42 años, ¿ya ha considerado la maternidad?
Ha sido un camino silencioso, personal e íntimo. Muchas mujeres comprenderán esta frase. No es un tema que hablaré ahora. Amo la posibilidad de abrazar la vida gestándola o en adopción, hay muchos niños en el país que puede que me necesiten como madre.
¿No puede tener hijos, no quiere o existen otros problemas?
Claro que puedo. El momento no se ha dado.
“Con la conciencia tranquila”
Mayra Salazar se ha convertido en su dolor de cabeza.
Soy una mujer que tiene la conciencia tranquila, pero no estoy libre de las injusticias y ataques. Desde finales del 2023, la fiscal (Diana Salazar) expuso casos de corrupción en el sistema judicial. Mayra Salazar conmigo trabajó como relacionista pública. Desconocía que es una persona que está involucrada en ciertas actividades que yo no comparto. Mis detractores armaron campaña en mi contra. No cometí ningún delito ni un pecado. Confío en la gente, no pido récord policial ni tengo una bola mágica.
Si ella la llamara, ¿le respondería?
Ha sido valiente al dar testimonios que han develado otros delitos.
Tal vez ella no contará esta historia…
Que Dios la libre, ha tenido intentos de envenenamiento. La Policía tiene que cuidarla, está colaborando.
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