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Farándula
Bad Bunny en Quito: 'El Huevo', una fan perreando sola, una 'viciosa' y más detalles
Una pareja de la península de Santa Elena pagó hasta una ‘luca’ por entrar al Atahualpa y el ‘Conejo Malo’ se fue de Ecuador sabiendo quién dañó a la 'pelada' de 'Callaíta'. Este es el resumen del show más esperado del año
El reloj marcaba las 22:45. El momento más esperado había llegado. La canción ‘Callaíta’ empezó a retumbar en el estadio Atahualpa y había que cumplir el plan que se fraguó en Twitter y hasta se convirtió en tendencias, desde la noche anterior del concierto.
Se trataba de “responder cómo lo haría un ecuatoriano”. Bad Bunny cantó la estrofa: “ella no era así, ella no era así, no sé quién la dañó”, entonces los aproximadamente 30 mil fans respondieron al unísono “el huevo”, una expresión que se popularizó en el país con este tema y que arrancó una carcajada al ‘Conejo Malo’, quien trató de disimular tapándose la boca con el micrófono.
Esta expresión marcó la visita del rapero puertorriqueño la lluviosa noche del miércoles 16 de noviembre, inolvidable y desenfrenada no solo para los que estuvieron dentro del estadio, también para los que bailaron afuera del Atahualpa.
Sindy Cornejo movía las caderas. Levantaba los brazos y sacudía su cabellera rubia. Alrededor, todos la miraban hipnotizados con sus pasos de baile.
De fondo, la melodía 'Yo perreo sola' hacía juego con su danza. Por unos segundos, la quiteña, de 20 años, se robó el show, mientras en tarima, Bad Bunny cantaba aquel tema que fue un éxito en 2020.A pocos pasos, dos personas con disfraces de tiburones le seguían la coreografía.
Luces de celulares se direccionaron hacia esa escena. Grababan a la chica y sus acompañantes. Ella, sin asomo de timidez, perreaba sola. El atuendo elegido para la ocasión también llamó la atención de los asistentes: terno de baño blanco, pantalón camuflaje y gafas de sol. Sindy se sentía en la playa. Pese a que el aguacero le dijo ‘no, mi ciela’.
Sobre la pista del Atahualpa, miles de fanáticos bailaron las más de 40 canciones durante las tres horas que duró el show.
Eran poco más de las 21:00 cuando el boricua salió a escena. Solo y sentado sin poses, empezó el show con su canción ‘Moscow Mule’. El público gritaba. Aplaudía. Lloraba.
De a ‘luca’
En los primeros puestos y casi al centro, Sharon González y su novio Carlos Torres sostenían un cartel. Esa lona multicolor era minúscula comparada con la veintena de globos que la acompañaba.
Un mensaje para Benito Martínez (nombre real del artista) se leía en la pancarta. “Salúdame”, le pedía la chica. Trajo su fanatismo desde Salinas, Santa Elena.
La pareja no alcanzó a comprar su entrada en enero pasado, cuando se habilitó la preventa y se declaró ‘Sold Out’. Tuvieron que hacerlo un mes después. A ‘luca’ les salieron los boletos para Playa Experience. “Vale la pena, definitivamente”, contó Sharon. Es fan de las ‘enfermas’ del ‘Conejo Malo’ desde que empezó su carrera musical, en 2016.
En aquella época, Joseph Morales era solo un niño, pero ya se declaraba fan del artista. La noche del espectáculo en Quito su atuendo causó furor en uno de los accesos a general. “La falda es de mi abuelita. Me inspiré en el estilo de Bad Bunny”, relató el adolescente que llegó de Jipijapa, Manabí. Junto a él, Justin Pin también impresionó por su 'pinta'. Una gabardina talla grande lo acompañó al concierto.
Al interior del recinto deportivo, ambos quedaron absortos con el ‘vuelo’ del músico sobre una palmera en el escenario. Playazo a 2.800 metros sobre el nivel del mar y con harto ‘pacheco’.
La fan ‘viciosa’
Tahí Loayza ama a Bad Bunny. Lo ha visto cuatro veces en concierto. El show del miércoles fue el primero en Ecuador. “Estuve en tres shows en Estados Unidos”, cuenta. En la ‘Yoni’ los boletos son más caros. Ver al ‘Conejo Malo’ le costó entre 300 y 500 dólares.
“A mí no me importa pagar. Lo adoro. Le daría un hijo, aunque ni lo mantenga”, bromeó Tahí, quien llegó desde la provincia de El Oro para ‘perrear’ las melodías de Benito.
Sus panas la acompañaron, pero antes tuvieron que conectarse en 8 computadoras y 12 hacer llamadas por celulares para conseguir boletos. “Por venir voy a perder el semestre en la universidad, pero no me importa. Bad Bunny es Bad Bunny”, dijo Paola Castillo.
Desde las localidades más cercanas al músico, el grupo disfrutó del espectáculo y coreó ‘Me porto bonito’, ‘Un ratito’, ‘Efecto’, ‘Party’, ‘La corriente’, ‘Nevarita’, ‘Ni bien ni mal’, ‘Te boté’, ‘Dakiti’, ‘Yo no soy celoso’, ‘Ojitos Lindos’, entre otras.
Un tierno ‘veredazo’
Mathy estaba loquito por ir al show. Su madre, María Márquez, no pudo cumplirle el sueño. Los altos costos de los boletos y el que quedaran agotados de inmediato no se lo permitieron. Aun así lo llevó hasta los exteriores del Atahualpa para que pasara las ganas. Hasta le compró una banda para la cabeza con el nombre del músico en letras doradas. Al lado, April, su prima, también saltaba emocionada. “Tití me pregunto si tengo muchas novias”, coreaba la nena mientras se alejaba por la avenida 6 de Diciembre.
El momento cumbre de la noche, coreado por todos (el huevo), fue el recuerdo que Bad Bunny se llevó de Ecuador. Y difícilmente lo olvide. Como a su bailarín principal, Thony González, quien grabó desde el escenario el momento del coro y bromeó con la peculiar respuesta: “No me saco de la cabeza ‘el huevo’ en el tema ‘Callaíta’ de Ecuador”.