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Farándula
Bryan Muñoz, el Tiktoker con aroma a paico
Consejo de su madre fallecida le sirvió de inspiración para ponerse su nombre artístico. Ahora vive de ser un influencer.
Su madre siempre le recomendaba que, antes de dar un examen en el colegio, tome agüita de paico (una planta aromática), porque, según ella, con esto podía sacar buenas notas y ser el ‘norio’ de la clase.
Bryan Muñoz quedó tan traumado con esa planta que, años más tarde, le sirvió de inspiración para ponerse como nombre artístico en TikTok.
El Paico tiene más de medio millón de seguidores en sus redes sociales y cerca de 15 millones de reproducciones en todos sus videos.
El joven, de 26 años, vive con su hermana en un conjunto de Guamaní, en el sur de Quito, y su historia de superación la inició en la sala de su hogar, junto a su madre.
Recuerda que hace cinco años su progenitora era la única que veía su contenido y le daba ‘like’. Era su hobby, hasta que meses después ella falleció. Esto fue un duro golpe para El Paico.
Sin embargo, en lugar de deprimirse y darse al abandono, el joven se motivó y continuó generando contenido por la memoria de su mamá.
El tiktoker se acordó de las situaciones que vivía con ella cuando estaba en el colegio y empezó a sacar provecho de eso haciendo parodias. Para lograr su cometido usaba una peluca o se ponía un trapo en la cabeza para simular ser la madre de un estudiante.
“Las vivencias que tuve las transformé en contenido cómico. A veces satirizo o exagero para que queden ‘pepas’ y mis videos tengan más reproducciones”, relata.
Situaciones como cuando un estudiante llega borracho a la casa, cuando presenta a su novia o cuando llega con calificaciones bajas son algunos de los sketches que El Paico ha subido en sus redes.
Sin embargo, su ‘pegue’ lo ha hecho volverse más creativo y ahora realiza parodias con temas de connotación nacional, como la seguridad del país. De hecho, uno de sus videos más reproducidos (casi dos millones de vistas) es una parodia del peligro de salir a comprar pan.
Pero El Paico sigue siendo humilde. Asegura que viaja en bus y que muchos seguidores lo reconocen y le piden fotos. “Es mi sueño hecho realidad. Siempre quise ser reconocido por hacer videos”.
El joven se levanta a las 07:00, arregla su casa y mientras lo hace piensa en el guión de su contenido. Escribe bocetos hasta las 10:00, cuando empieza a grabar los videos. Luego del almuerzo edita las secuencias hasta la noche, cuando publica su contenido.
“Muchos dicen que los influencers no hacemos nada, pero esto es un trabajo y por el momento vivo de esto”. Algunos negocios patrocinan su contenido e, incluso, sacó una marca de gorros de lana en los que borda una de sus frases más reconocidas: “Eeele vuelta”.