Corría el 14 de diciembre del 2022 y a las 11:00, en una finca de San Lorenzo, en Esmeraldas, Juan Córdova se hallaba en sus sembríos de cacao cuando algo le cayó encima y lo dejó inmóvil; todos pensaron lo peor. A esa misma hora Luis, su hijo, entrenaba en la Casa de la Selección, en Quito, con la sub 20; estaba feliz porque se iba para el Sudamericano de Colombia 2023.

Así, mientras Ecuador buscaba una clasificación al Mundial, los Córdova vivían una historia aparte.

El 12 de febrero pasado, el jugador clasificó al Mundial de Tailandia. Y justo al cumplirse dos meses del accidente de papá, el 14 de febrero del 2023, a la misma hora, EXTRA fue testigo de cómo Luis, el defensa de la Tri, regresaba al país. En su mano tenía la camiseta azul de Ecuador con el número 3. Y en lugar de irse para su club se vino para Guayaquil, a ver a su ‘viejo’, quien está vivo de milagro gracias a Dios.

Debido a que el golpe que recibió en la cabeza le hizo perder la motricidad, está en silla de ruedas y ahora vive en el Puerto Principal, donde recibe sus terapias de rehabilitación. Los médicos dicen que el volver a caminar requiere de mucha paciencia y lo podría hacer en los próximos meses. Aquí la fe de los Córdova entra en acción.

Luis mira a su padre, lo abraza, lo besa, le hace bromas y lo que le sale del corazón es inmenso. “Mi anhelo es poder ver brincar a mi padre en las gradas, eso es lo que le pido a Dios que me conceda”. Y enseguida le brillan y se le humedecen los ojos. Su padre lo mira. En sus ojos y su corazón solo hay orgullo.

Este día don Juan viste la camiseta del Deportivo Cuenca. A un costado está su esposa Doris, su cara es una mezcla de alegría y ansias: contenta al cumplir el sueño de poder ver por televisión a su hijo en la sub 20 y con la fe que tiene de que su esposo se recuperará.

“En medio de la tristeza de ver a Juan en sus terapias se dio lo de mi hijo Luis, son cosas de la vida lo que Dios nos ha puesto, hay que ser pacientes”, expresa doña Doris, quien tiene una camiseta de concentración en sus manos.

“Tengo fe de que mi papá regresará a la normalidad, por ahora es un milagro de que esté vivo”, dice el futbolista, mientras su padre contempla a su hijo cuando le coloca la camiseta de Ecuador.

Don Juan traga saliva. El orgullo habla por él: “siento una alegría inmensa de ver a mi Luis jugar, es un regalo de la vida, siempre soñé eso desde que salió de Esmeraldas”.

¿QUIÉN ES LUIS CÓRDOVA?

A Luis siempre le gustó el fútbol. Tenía como su referente a Enner Valencia, jugador que salió de su sector en Ricaurte, en San Lorenzo, Esmeraldas. La imagen del delantero en la televisión nunca salía de su mente.

Su primera escuela de fútbol fue la Tululbi Ricaurte, claro que tenía problemas con sus padres, quienes deseaban que estudie. Pero la pelota era más fuerte que eso. Al final, Luis se salía con la suya, ser jugador como Enner.

“Quería que mi familia me vea jugar, sacarla adelante, tenía 10 años y soñaba despierto. Siempre decía si Enner pudo, porqué yo no, y aquí estamos en este comienzo”, señala Luis, quien confiesa que sus papás se enojaban cuando él se iba a la cancha en vez del colegio.

Independiente Junior, de Independiente del Valle, fue el equipo que se lo llevó a vivir a Sangolquí; luego llegó la pandemia del 2021 y estaba sin jugar y pasó a Liga de Quito, con el que quedó campeón sub 18. Y fue recién en julio del 2022 cuando el sueño de ser jugador profesional se dio, ya que pasó al Deportivo Cuenca, equipo con el que jugará en el 2023.

“El Cuenca me dio la oportunidad de jugar y estoy feliz”, dice Córdova, antes de despedirse de su familia.

LA SELECCIÓN

Su llegada a la Tricolor fue un proceso, estuvo con Jorge Célico durante varios microciclos, luego Jimmy Bran lo llamó: “Cuando el profesor me convocó fue algo grande, era mi sueño de pequeño que lo estaba cumpliendo, estar en la selección es un regalo de Dios”, afirma Córdova.

Luis dice que se sufrió en los resultados, pero al final se dio lo que buscaban, la clasificación. “Cuando los resultados no se daban en el Sudamericano, mi papá me mandaba mensajes y eso era mi inspiración; había días en Colombia en que le pedía a Dios que nos dé la mano, sabía que la familia estaba pendiente de lo que uno hace y cuando no se dieron las cosas en un gol, los familiares cercanos estuvieron siempre presentes”, expresa el número 3 de Ecuador.

Lo que se viene es trabajar fuerte para ir al Mundial de Tailandia, que arranca el 20 de mayo. “Hay que mejorar en todo, el objetivo se logró, ahora queremos hacer un gran Mundial, sabemos que la experiencia de Colombia fue muy buena, sobre todo en el aprendizaje”, asegura el chico que en su natal San Lorenzo soñaba con vestir la camiseta de Ecuador. La realidad hizo que aquel anhelo se lo cumpla con creces.

Por ahora Luis ya se sumó al Deportivo Cuenca, a la espera de salir en la lista que va al Mundial. Mientras que en Guayaquil su padre se quedó con su camiseta # 3, con lo que tanto soñaba cuando se dedicaba al cultivo del cacao.