Es un rostro nuevo en el periodismo deportivo. Es Romina Riera Rendón, pero le dicen la Triple R. Tiene una cara que enamora y un carisma que encanta; fue candidata a reina de Guayaquil en el 2019. Está en Radio Play y BSC TV, es influencer y no tiene miedo a los retos.

La guapa comunicadora de 23 años habló sin censura con EXTRA.

Sin miedo al éxito.

No le tengo miedo a nada en temas de la comunicación; si me dicen ‘tú sabes hacer esto’, aunque no lo sepa hacer, sobre la marcha lo voy perfeccionando. Mi abuelo tenía un dicho, nunca se dice que no se puede.

¿El ser guapa, qué tanto te abre las puertas?

Es un arma de doble filo, porque tienes que saber cómo llevar las cosas, hay que ser profesional. Así como te puede facilitar las situaciones, puede darse para malos entendidos. Hay que saber cómo manejarse con responsabilidad.

Ser guapa también te puede cerrar puertas en un mundo de hombres, donde las esposas o novias pueden ser celosas.

Puede que te pase, no solo con los futbolistas. Al llegar a un medio, el tema de los egos, hay que saber cómo llegar. El cuerpo habla por sí solo, depende mucho de cómo te vistas, cómo hables, hay una delgada línea que no se puede pasar. Si voy a entrevistar a alguien tengo que cuidarme desde mi forma de vestir hasta saludar.

La belleza también te puede jugar en contra, cuando se ponen con piropos atrevidos.

Es algo que cuando te va pasando, aprendes a manejarlo. Al inicio sí me sentía demasiada observada, pero uno tiene que saber quién va pasando.

La gente puede confundir el tema de la coquetería.

Muchos me dicen que soy coqueta, es algo que tengo, pero pongo una barrera y cuando se dan estas situaciones trato de salir de eso de manera rápida de ese lugar.

¿Qué tan coqueta eres?

Yo no lo sé admitir, pero me dicen que sí soy coqueta. Mi sonrisa, mi forma de expresar me llevan a la coquetería, por eso se confunden: no soy coqueta, yo soy cordial. Pero en nuestra cultura la gente piensa que yo les estoy coqueteando.

¿Por qué periodismo deportivo?

Mi familia dice que yo hablaba desde los seis meses de edad. Mi madre trabajó en Sótano Deportivo, de Ecuavisa, siempre me gustó el periodismo, yo tenía 5 años y le lloraba a mi madre que me lleve al programa y me fui dando cuenta que esto era lo mío.

Además, crecí viviendo cerca del estadio de Barcelona, veía a los hinchas cada 15 días, y eso me metía más con el fútbol.

Algunos tatuajes... la mamá dijo algo de eso.

Uno me lo hice con el gusto de ella, de eso no hay problema.

¿Dónde te ves en el futuro?

Suena a frase repetida, pero el cielo es el límite. Quiero llegar hasta donde Dios me lo permita. Seguir en todo lo que sea comunicación.

De candidata a reina de Guayaquil a periodista.

Lo del reinado fue una linda experiencia, me ayudó a tener los nervios de acero.

¿Y ese corazón a quién le pertenece?

A mi familia, a la gente que amo y a lo que hago.

Esa respuesta no ha sido tan clara, ¿tu corazón de quién es?

(Risas) Como dice Bad Bunny, los amores vienen y van. No le puedes dar tu corazón a una persona que hoy puede estar y mañana no.