Roberto Cabezas, una promesa del fútbol ecuatoriano, se apagó prematuramente a los 22 años en un trágico accidente de tránsito en Quito, donde iba con su amigo Marco Angulo, que está en cuidados especiales. Su partida ha dejado un profundo dolor en el corazón del fútbol nacional y en especial en la familia de Independiente del Valle, club donde se formó y destacó.

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Cabezas, lateral izquierdo de gran proyección, era un jugador rápido, habilidoso y con una vocación ofensiva que lo hacía destacar en la cancha. Su versatilidad le permitía jugar tanto en la defensa como en el mediocampo, demostrando una gran capacidad para adaptarse a diferentes posiciones.

Su talento lo llevó a ser parte de la Selección Ecuatoriana desde las categorías inferiores. Con la Tricolor Sub-17, disputó el Sudamericano y el Mundial de la categoría, dejando en claro su potencial y su capacidad para competir al más alto nivel.

Uno de los momentos más destacados de su carrera fue la conquista de la Copa Libertadores Sub-20 con Independiente del Valle en el 2020. A sus corta edad, ya había levantado un trofeo internacional, lo que auguraba un futuro brillante.

Su partida ha conmocionado al mundo del fútbol ecuatoriano. Compañeros de selección como Piero Hincapié, Kendry Páez, Gonzalo Plata, Pedro Vite y Allan Franco estuvieron presentes en su velorio, ellos recibieron permiso para darle el adiós a su amigo, demostrando el cariño y la admiración que sentían por él.

La muerte de Roberto Cabezas es una pérdida irreparable para el fútbol ecuatoriano. Un talento que se apagó demasiado pronto y que deja un vacío difícil de llenar. 

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