La versatilidad, la facilidad de aprender a jugarlo y lo social es lo que han hecho que el pádel (deporte de raqueta) en Ecuador crezca como una ‘bola de nieve’. El constante aumento del número de deportistas que lo practican en la actualidad es prueba de ello.

El ‘boom’ de esta disciplina, que se juega en parejas y tiene reglas parecidas a las del tenis, se dio tras la pandemia de COVID-19. Esta afirmación puede tener su origen en que en 2020 este deporte fue una de las primeras actividades en recibir la autorización para volver.

“Ese terrible mal que nos obligó a enclaustrarnos en las casas generó que busquemos deportes de poco contacto y lo encontramos en el pádel”, comenta Susana Elizalde, presidenta de la Asociación de Pádel de Pichincha (APP), entidad que regula el deporte en Ecuador.

Ese crecimiento se evidencia en la constante asistencia de personas a las diferentes canchas y clubes que existen en el país. Por ejemplo, Q Pádel, en Quito, fue uno de los primeros equipos en conformarse hace ocho años aproximadamente. Después siguieron otros en Guayaquil y Cuenca.

Y es que el deporte no para de crecer. “Si tengo que redondear a nivel nacional, contamos con unas 250 canchas y unos 10.000 jugadores”, estima el español Ignacio Molla, uno de los fundadores de Pádel Box, en Guayaquil.

En esto coincide Freddy López, otro de los impulsadores de la disciplina en Ecuador. “Sin temor a equivocarme, creo que existen entre 600 y 700 mujeres y entre 1.000 y 1.200 varones practicando solo en Guayaquil”, dice, haciendo hincapié en que en el Puerto Principal existen alrededor de ocho clubes y uno que está por abrir. Cada uno cuenta con sus propias pistas, por lo que calcula que en la urbe hay 35 o 36 canchas.

En la capital ecuatoriana esa cantidad podría llegar a triplicarse. De acuerdo con la APP, tienen un registro de más de 800 jugadores y la cantidad de canchas a nivel nacional se aproxima a 200.

Para Jack Mora, socio fundador de Urban Pádel, en Quito, este deporte tiene acogida porque es fácil y seguro. “Se aprende rápido y es muy entretenido. Fácilmente los que juegan por primera vez pueden estar más o menos 10 minutos en cancha sin problemas”, asevera. Solo a su establecimiento acuden cerca de 1.500 personas al mes, indica.

Lo curioso de su práctica es que la mayoría de los que iniciaron con este esparcimiento han sido extenistas que ya tenían habilidad con la raqueta. No obstante, Molla difiere en ello y sostiene que “el pádel es un deporte más técnico”.

Por lo que se ha podido ver y lo que los centros están desarrollando, la masificación va en serio. Existen escuelas para trabajar con niños, jóvenes e incluso adultos mayores, lo que ha dado origen a un circuito nacional que ya está en disputa.

De acuerdo con el cronograma, el campeonato en mención tenía previsto cumplir su tercera fecha este fin de semana con representantes de provincias como Pichincha, Loja, Guayas, Azuay, Imbabura y Manabí. Al final solo los mejores clasifican al Panamericano y al Mundial.

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La acogida es buena. Según los organizadores, en la primera parada, desarrollada en Quito en mayo, jugaron 50 parejas; mientras que en la segunda, disputada en Guayaquil, se presentaron 80. De ahí que para la tercera estaban previstas 110 duplas.

Uno de los asiduos participantes es David Agüero, padelista de la categoría juvenil (sub-16), quien aspira a ser el número uno del mundo y que se enganchó porque puede compartir la práctica con su hermano y conocer a nuevos adeptos de la disciplina.

“Existen categorías que van desde los 12 hasta los 65 y más”, dice la presidenta de APP.  Si hay algo negativo que se puede mencionar es que pese al crecimiento, Ecuador todavía no cuenta con una federación nacional. En esto se encuentra en conversaciones Elizalde, conjuntamente con los representantes de los clubes y el Ministerio del Deporte.

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