Un día después de que el entrenador de Barcelona, Guillermo Almada, se despidiera telefónicamente de su madre en Montevideo, ella falleció este 11 de noviembre de 2016. La enfermedad que tenía era grave y, después de padecer mucho tiempo, le dijo adiós a este mundo. El presentimiento del entrenador uruguayo era tan fuerte que viajó el pasado viernes a Uruguay, pero su responsabilidad con Barcelona hizo que regresara al país el miércoles pasado.

A pesar del dolor que guarda en su alma, Almada trabajó con sus jugadores en la mañana en el Monumental de Guayaquil, a donde llegó el presidente del Barcelona, José Cevallos, para darle su apoyo.

Los jugadores, dirigentes y el técnico se reunieron a un costado de la cancha para darle palabras de aliento.

Después de visitar a su progenitora, el entrenador dijo: “Mi madre tiene una enfermedad que prácticamente no tiene vuelta. El tema está más complicado de lo que me habían pintado. Las situaciones familiares son importantes, pero son parte nada más de un análisis de renovación el próximo año”.

El entrenador se concentró con sus jugadores, pensando en el partido del próximo miércoles frente a El Nacional en Quito.

Él no viajará hasta Uruguay para el sepelio de su madre.