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Marlon 'Chito' Vera siempre se ‘paró tieso’
Su hermano mayor reveló que una ‘mentirita’ del Chito cambió su vida. Además, que un combate arriesgado en México fue clave para los ojos de la UFC
A temprana edad Marlon ‘Chito’ Vera se lanzaba de una loma en una patineta chueca, se raspaba, se hacía moretones. Era amante de la adrenalina y nunca fue partícipe de los deportes tradicionales. Andaba en bicicleta y luego empezó a practicar el surf. Sin embargo, cuando cumplió los 13 años se vio atraído por el jiu-jitsu y el muay thai.
No se imaginaban que detrás de ese joven inquieto y amante del deporte se escondería una ‘fiera’ que ahora se quiere ‘comer’ al mundo cuando salta a las peleas en UFC. Su familia, según reveló su hermano, también llamado Marlon Vera, veía con buenos ojos que estuviera inmerso en los deportes.
Marlon contó a Diario EXTRA que a los 16 Chito se fue a Quito y pegó una mentira a su mamá que sería clave para su carrera. “Él le dijo que supuestamente iba a un torneo de jiu-jitsu y le hizo firmar una autorización porque era menor de edad. En realidad iba a un campeonato de artes marciales mixtas”, rememoró.
En aquella pelea enfrentó a un peleador de 33 años, con quien tenía una gran diferencia de edad, peso y experiencia. En ese momento el chonense era novato.
Pero su hermano cree que allí el peleador sacó a relucir su garra, valentía y confianza. La pelea la ganó y cuando volvió a su casa les contó a sus padres que quería ser un luchador profesional. Para ese entonces Chito era padre y su familia respaldó sus sueños.
Paulatinamente disputó peleas en varias provincias del país, se organizaban torneos en los garajes de las canchas de fútbol y allí Vera mostraba sus dotes de peleador con habilidades que lo diferenciaban de los demás.
Arriesgó y ganó
Las habilidades que mostraba Chito le hicieron ganar participaciones fuera del país. Su familia se convenció que tenía madera y lo apoyaron más.
Según su hermano, hay un momento clave que cambiaría la vida de Chito y de su familia. Él fue llamado para competir en México por el cinturón de su categoría (peso pluma). Ya en el país azteca le informaron que su contrincante no podía competir.
“Chito peleó contra un adversario de 145 libras. Allí sacó a relucir la garra chonera, la arrechera manabita y lo buen gallo fino que era. Eso fue clave, porque por coincidencias de la vida allí estaban cazatalentos de la UFC que vieron de cerca su desempeño”, destacó.
Dos meses después Chito recibió un correo electrónico donde se lo convocaba a un campamento de 6 meses de parte de una entidad asociada a la UFC.
“Allí empezó todo. Ha sido una importante trayectoria, un proceso que ha costado para que él llegue a los sitiales donde está actualmente. Siendo un referente, un peleador admirado por el mundo entero. Cada pelea tendrá más exigencia, ya nada será casual, todo deberá ir paso a paso”, expresó Marlon.