A la hora de la verdad, Marissa Gabriela Tamayo vuela de palo a palo. Es un ‘candado’ en el arco del Deportivo Cuenca, que actúa en la Superliga Femenina de fútbol del Ecuador que inició este fin de semana. Y esa virtud la aprendió de su padre, quien siempre la llevaba a los partidos de los torneos barriales, en los que era guardameta. Y así ella se fue ‘enamorando’ del arco.

En la escuela Sor Teresa, Marissa jugaba fútbol con las niñas de su curso. Hasta que cierto día, el profesor Cristhian Zurita la invitó a que sea la arquera de la selección del centro educativo. Gustosa aceptó y apenas llegó a casa le pidió a su padre, Luis Tamayo, que le enseñe los secretos de la portería.

EN ACADEMIA

Marissa Tamayo empezó a los 7 años jugando en la Academia Alfaro Moreno, en Cuenca, donde se ‘rascaba’ con varones. Cuando cumplió 14, pasó al Independiente JL, donde fue vista por la estratega Vanessa Arauz, quien la incluyó en uno de los microciclos de la Tri sub-20. Y de esa forma fue agarrando confianza, hasta convertirse en la arquera del club 7 de Febrero, de la provincia de Los Ríos, que la contrató, ganando el boleto a un torneo internacional jugado en Paraguay.

AL CUADRO MORLACO

La entrenadora Wendy Villón la llevó al Deportivo Cuenca. Fue campeona en 2019 y actuó en la Copa Libertadores femenina de ese año con las camisetas coloradas.

“Mi ilusión es jugar en equipos del exterior, ya sea en Colombia, Brasil, España o Estados Unidos, donde el fútbol femenino tiene mucha acogida”, destacó la dama, que estudia Contabilidad y Auditoría en la Universidad del Azuay.