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Macará selló una complicada campaña con el descenso a la Serie B tras caer por 3-1 ante Técnico Universitario.API

Macará, en caída libre desde 2020

El conjunto ambateño ha experimentado bajón permanente en las últimas tres campañas. No encontró la salida y descendió a la Serie B.

Macará fue el equipo que más puntos sumó en 2019. Terminó primero en la acumulada con 62 unidades. Ese año, por la modalidad del torne, se jugaron playoffs y quedó eliminado en las semifinales, ante Delfín.

Sin embargo, esa era la consolidación de un proyecto deportivo que había cosechado los mejores éxitos en la historia del club, de la mano del entrenador Paúl Vélez. En esa época, dos clasificaciones a Copa Libertadores y una a la Sudamericana fueron con su firma.

Pero a partir de ese momento Macará dejó el protagonismo en el fútbol ecuatoriano. En la temporada 2020 le alcanzó a rematar en el séptimo lugar de la acumulada y sumar una nueva clasificación a la Sudamericana. En 2021 terminó décimo y se quedó en el limbo, mientras que este año descendió a la serie B.

¿Qué pasó con ese equipo? El entrenador Carlos Sevilla encuentra una razón. Según él, el proyecto no tuvo una base sólida para soportar la salida constante de figuras. “Se vendieron jugadores sin contar con unas formativas sólidas para suplir esas ausencias y tampoco se invirtió bien en los refuerzos extranjeros”, indicó.

El presidente del club, Miller Salazar, lejos de una autocrítica, decidió desviar la atención hacia los árbitros. Dijo que por culpa del puñetazo de Héctor Lautaro Chiriboga al juez Álex Cajas, hace dos meses, los pitos empezaron a ser determinantes en los resultados.

Pero la caída libre del club empezó antes. Paúl Vélez se fue del banquillo al terminar la campaña 2020. Entonces la relación con la hinchada ya estaba desgastada.

Llegó Eduardo Favaro y con él se cambió la base. Para la campaña 2021 contrataron a 13 jugadores de relleno y se fueron figuras como: Leonel Quiñónez, Galo Corozo, Mario Rizotto, Carlos Feraud, Jonny Uchuari, entre otros. En total salieron diez.

En la primera etapa pelearon entre el cuarto y octavo puesto, cerrando en el séptimo casillero. Y para la segunda fase se volvió a tocar el plantel con cuatro salidas (Enson Rodríguez, Muriel Orlando, Blas Díaz y José Lugo) y cuatro altas (Bryan Rodríguez, Marco Montaño, Fabricio Fernández y Jorge Ortega).

Y los resultados empezaron a fallar. Siempre estuvieron entre los últimos. No descendieron gracias al buen colchón de la primera fase. En medio de esta etapa la directiva volvió a contratar a Paúl Vélez.

“Solo queremos que termine este año (2021) rápido para pensar en el siguiente”, mencionó entonces Miller Salazar, confiado en que volverían los mejores días.

Pero no fue así. Ese “volver a empezar” incluyó un nuevo barrido en la plantilla. Llegaron 16 jugadores y se fueron 14. Vélez no tuvo el tiempo necesario para darle forma al equipo y terminó la primera etapa en el puesto 13. Tratando de cambiar esa realidad para la segunda fase se volvió a mover el tablero con ocho incorporaciones y ocho separaciones. Pero nada resultó y Vélez se fue del club para dar paso a un Marcelo Fleitas que algo movió, pero no pudo salvar al equipo del descenso.

“Ante tanto cambio en las nóminas, no queda tiempo para imprimir la idea de juego. El futbolista puede asimilar la intención del entrenador, pero al no contar con las condiciones físicas y técnicas no puede cumplir a cabalidad. En Macará vi muchos jugadores jóvenes con buenas condiciones, pero que todavía no estaban listos para la primera división”, agregó Sevilla.

Una fuente cercana al club señaló otro factor. Aseguró que los futbolistas eran multados por todo y eso empezó a dañar el ambiente interno. Inclusive, algunos tuvieron problemas con el cuerpo técnico.

El técnico Marcelo Fleitas negó esos inconvenientes, pero reconoció que estaba viviendo un momento muy doloroso. “Uno como entrenador es el responsable absoluto, más allá que tuvimos diez partidos. Tengo mucho dolor porque mi equipo fue de menos a más. De todas maneras quiero agradecer a los jugadores porque más allá de no conseguir el objetivo dejaron todo dentro del campo de juego. Nada que reprochar”.