La camiseta blanca con el nombre de Kiara la había lavado doña Narcisa España. Era la tercera vez que se la ponía en 8 días: antes, los días en que obtuvo las medallas, y ahora para recibir, después de 30 días, a su hija Kiara Rodríguez, la medallista de oro en los Juegos Paralímpicos de París 2024 en 100 metros y salto largo.

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Su bandera nunca la dejaba. Estaba nerviosa y ansiosa, “son 30 días que no la he visto”, nos decía, mientras, a manera de confesión, mencionaba que en casa iban a comer mariscos. “No le diga nada a Kiara; los mariscos serán una sorpresa”.

Narcisa estaba nerviosa; su hija ya estaba en la sala de llegada del aeropuerto José Joaquín Olmedo, donde fue recibida por Roberto Ibáñez, presidente de Fedeguayas, y Jesse Petersen, Director Zonal 8 del Ministerio del Deporte. Ellos serían claves en ayudar a asegurar los premios para la medallista.

Cuando le dijeron a Narcisa que ya venía, sus familiares estaban con una bandera gigante. Hasta que se dio el encuentro. Kiara vio a su madre y se fundió con ella en un abrazo increíble, lleno de amor y gratitud. Era como si sus almas se fusionaran en un abrazo que abrazaba a Ecuador entero.

Narcisa la llenó de besos. EXTRA contó que fueron 30, la misma cantidad de días que duró su estadía fuera de Guayaquil por los Juegos. Es decir, un beso por cada día.

“Feliz de poder estar en mi país, después de estar un mes fuera, pero valió la pena”, expresó Kiara, quien confesó que al principio no le gustaba la disciplina de salto largo, pero ahora ha hecho historia.

Kiara dijo que fue duro estar sin su madre por tantos días, pero ahora tiene que seguir preparándose, a pesar de que ya lo ha ganado todo. Se río cuando su madre le dijo a EXTRA que la iba a esperar con mariscos; ella venía con ganas de comer mucho encebollado.

“Me siento orgullosa de mí misma, cuando veo todo lo que he logrado”, expresó la doble medallista de oro.

Y la buena noticia la dio ella misma: dice que lo que le llama la atención ahora es poder competir en los 200 metros. “¿Se imaginan si en los 200 metros pudiera conseguir una medalla? Así serían tres medallas de oro. Vamos por eso”, dijo Rodríguez, de 21 años.

Ya en su casa, dice que todo lo que ha pasado en los entrenamientos ha valido la pena. Para los atletas con discapacidad, tuvo un mensaje especial: “A mis compañeros deportistas con discapacidades, que eso no es un obstáculo para ser buenos deportistas. A mí no me ha limitado para llegar a lo alto del deporte”.

El 11 de septiembre del 2024, Rodríguez tendrá una caravana en Guayaquil, y se espera que los directivos comiencen a darle las buenas noticias sobre premios. Ella ya piensa en los Juegos Paralímpicos de Los Ángeles, Estados Unidos 2028, donde promete seguir deslumbrando al mundo con su valentía y talento.

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