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Kaviedes eterno

Jaime Iván Kaviedes dio a Ecuador el gol para llegar al primer Mundial, hace 16 años. Hoy, abre su corazón habla con EXTRA sobre su vida.

Cuando tenía 14 años, Jaime Iván Kaviedes llegó a la selección sub 14 de Ecuador con el sueño de convertirse en futbolista, pero se llevó una de las decepciones más grandes de su vida. Le dijeron que no servía para jugar pelota.

Huérfano de padre y madre, sus abuelos velaban por él y porque tuviera una vida normal en Santo Domingo de los Tsáchilas.

El sabor amargo de ese rechazo no acabó con su anhelo. Él —decía, ante las risas e incredulidad de quienes lo escuchaban— sería un goleador. En 1995, debutó en Emelec; en 1998, se coronó máximo goleador del campeonato nacional con 43 goles, siendo además máximo goleador del año a escala mundial. Pero aún tenía una meta que cumplir: aseguraba que sería el autor del gol que lleve a la selección ecuatoriana de fútbol a su primera Copa del Mundo.

Tres años después, el 7 de noviembre de 2001 —como una sentencia— el ‘Nine’ marcó en el estadio Atahualpa, el gol contra la selección uruguaya que clasificó a Ecuador para jugar en Corea Japón 2002.

Hoy, 16 años después de esa hazaña, la leyenda ecuatoriana está de regreso en Colinas de la Alborada, en Guayaquil, en el complejo La Cascada, donde todo comenzó a escribirse cuando hizo las menores del equipo eléctrico.

Le decimos que lo hemos visto en más programas de farándula que deportivos. Ríe.

Habla poco

Las entrevistas no le gustan mucho, pero con EXTRA hace una deferencia. Asegura que su vida cambió ese 7 de noviembre; el ‘Bolillo’ Gómez, entrenador de aquella ocasión, se lo dijo: “Aunque tengan Alzheimer, siempre recordarán que tú los llevaste al Mundial”. En el camerino —recuerda— el técnico colombiano le repetía “tú no sabes lo que acabas de hacer”.

Kaviedes tiene otra historia de aquel gol, cuando alguien le pregunta sobre la anotación, él lanza la interrogación “¿Y usted dónde estaba cuando hice el gol?”. Dice que tiene respuestas para escribir unos 100 libros con toda clase de historias.

No le gusta que le digan héroe deportivo. “Han pasado 17 años y siempre digo que cuando yo me olvide de eso, la gente me va a recordar. Un año antes le había dicho a Pancho Cevallos que eso iba a pasar”.

Hay días en los que el ‘Nine’ prefiere no hablar sobre ese gol. Es ahí cuando se va a Pedernales y se mete de lleno al campo. Recuerda todo lo que vivió como si fuera una película.

¿Qué hace Kaviedes?

Su vida —dice— es tranquila, disfruta del día a día, pero asegura que muchos le reclaman que pudo dar más. Al hablar sobre su regreso de Italia, aclara que volvió porque su abuelo estaba enfermo y quería estar a su lado, aunque eso implicara dejar un millonario contrato. Antes de venir, tenía un pre-contrato con el Inter y luego con el Real Madrid. Pero vino “por las cosas que lo hacen feliz”.

“Yo tengo mis argumentos, no lo hice porque me dio la gana. Capaz inmadurez, viajé muy joven, los directivos me dejaron botado por allá, no me gustaba hablar con la prensa. Creo que era el resentimiento de vida, por perder a mis padres e irme a vivir al campo con mis abuelos”, dice Kaviedes y afirma que llegó hasta donde él quería.

¿Un defecto? Su carácter, asegura. No le gusta la injusticia y dice que en Barcelona sintió la injusticia de los directivos.

La Tricolor

Para él, hablar sobre Gustavo Quinteros es pasar tiempo, “eso ya fue.”

“La ‘Tri’ son cuatro o cinco jugadores referentes que mantienen el ritmo de juego internacional y lo traen a la selección. Antes éramos solo dos. Y de ahí para allá solo hay que llamar a lo que estén en un gran momento. La Tri no es un equipo, es la selección donde deben de ir los que están en su mejor momento. No hay que aferrarse a ningún jugador”, dice. Agrega que el ritmo no era para algunos, pero que el entrenador se las jugó y eso “a veces sale, otras no”.

“Antes la unidad salía desde dentro de la Tricolor, ahora querían que la unidad vaya de fuera. Antes hubo gente que rindió y tuvimos unidad”, asegura el ‘Nine’, y dice que no estuvimos preparados para el recambio dirigencial.

Cuarto Mundial

En Santo Domingo se dedica junto a Heckel Vega, a una escuela de fútbol, un equipo femenino en el torneo nacional y uno en segunda categoría, Deportivo Santo Domingo, donde jugó un par de partidos. La idea es formarla e internacionalizarla.

Sobre su Fundación en Manabí, dice que ha sido muy egoísta en no hacer públicas muchas cosas que ha realizado. Lo hace de forma silenciosa. Los equipos de su organización acaban de llegar de Argentina logrando títulos a cargo del profesor Reyes Villavicencio.

“Siempre escucho que dicen que le están dando otra oportunidad para Kaviedes, pero nadie sabe lo que uno hace. No hemos buscado auspicio, pero por ser tan egoísta, seguro que si pedía ayuda me la daban”, expresa Kaviedes, quien estuvo un mes brindando ayuda en Manabí tras el terremoto, durmiendo en carpas. Hace poco, estuvo en Tiwintza, en el Oriente.

Oficialmente no se ha retirado, dice que el próximo año le gustaría volver a jugar.

Tatuajes

Se ha hecho más tatuajes. El último es una especie de cementerio; tiene 4 cruces en honor a sus padres y abuelos, se ha hecho una lápida con sus iniciales, pero sin fecha. “Me preguntan por la fecha y les contesto, no me quiere ni el cielo ni el infierno, hay que seguir buscando hacer algo bueno en la tierra”.