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Joao Paredes, de rodillas, celebra un gol vistiendo la camiseta de 9 de Octubre.Archivo

Joao Paredes: se juega la vida en la cancha

Primera vez que habla de su enfermedad cardíaca, que le ha impedido jugar en los grandes equipos. Corre el riesgo de sufrir un paro cardíaco

La historia de Joao Paredes puede ser impactante para cualquiera, pero este valiente delantero ha aceptado su realidad con admirable fortaleza. Paredes vive con una miocardiopatía hipertrófica congénita, una condición que lo expone al riesgo de sufrir un paro cardíaco en cualquier momento, especialmente durante el esfuerzo físico.

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Casos como el suyo no son aislados; otros jugadores, como Juan Izquierdo (+) de Nacional de Paraguay y Marc-Vivien Foé, el camerunés que falleció en la Copa Confederaciones de 2003, también han enfrentado esta dura realidad.

El caso de Paredes es particularmente doloroso porque, al ser diagnosticado, se le prohibió jugar en equipos de primera división. A pesar de haber tenido un contrato de cinco años con Barcelona, así como ofertas similares de Liga de Quito y Aucas, su llegada a Mushuc Runa en 2022 generó controversia. Su carrera allí se limitó a solo seis meses, ya que el riesgo de un paro cardíaco era inminente.

Es la primera vez que Paredes comparte su historia. Sabe que su vida está en manos de Dios. Actualmente, juega en Astillero FC, en la segunda categoría de Guayas, y su testimonio es inspirador.

Usted es una historia de vida en el fútbol. Es fuerte lo suyo.

Ha sido una experiencia muy dura, porque desde siempre mi sueño fue ser jugador de fútbol, y de repente, un examen te dice que ya no puedes seguir persiguiendo esa meta.

¿Qué fue lo más complicado de aceptar?

Entender y asimilar el diagnóstico. Me costó mucho tiempo.

Cuando dijeron que no podías jugar, ¿cómo te sentiste?

Después de ese diagnóstico, estuve un año sin jugar, participando en campeonatos amateurs. A finales de octubre de ese año, me hicieron otro examen y me dijeron que tenía un “corazón de atleta”, lo que me permitió volver a jugar en 2019.

¿Y luego qué pasó?

Ahí, paré un año, en 2018, y estuve jugando en campeonatos aficionados. Ya a finales de octubre me hicieron un examen y me dijeron que tenía un corazón de atleta. Así que, en 2019 volví a jugar.

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¿Dónde jugaste en 2019?

En el equipo La Paz. Luego estuve en Olmedo en 2020 y, en 2021, tuve la oportunidad que tanto deseaba: un contrato con Barcelona. Pero nuevamente, no pasé los exámenes médicos, lo que fue muy duro, ya que empezaba a resignarme a no jugar. En 2021, jugué la Copa Sudamericana con Nueve de Octubre. En 2022, tenía todo listo para unirme a Aucas, pero tampoco pasé los exámenes. En 2023, jugué en Técnico Universitario, pero sufrí una lesión que me alejó.

¿Cuál es el diagnóstico de tu problema?

Tengo miocardiopatía hipertrófica, que se revela en los exámenes. Los médicos advierten que si me exijo demasiado, podría sufrir un paro cardíaco, aunque también podría ocurrir en momentos de reposo. Por eso, juego bajo mi propia responsabilidad.

¿Te das cuenta del riesgo que enfrentas al entrar a la cancha?

Lo que te voy a decir, no sé si es ignorancia o qué, pero si estoy jugando es porque es algo del destino y de Dios. Prefiero que pase eso, que no quedarme echado en una cama.

¿El miedo ya no está presente?

Ya no tengo miedo; será lo que Dios diga. La verdad, no pienso en eso. Ahora estoy disfrutando el fútbol. He estado en equipos que te pagan al día, que te dan premios, y también en equipos amateurs que no te dan nada. Ahora pienso en el futuro.

¿Qué te ha ayudado a mantener la calma?

No trato de pensar en lo que pasó. Al principio sí, me preguntaba por qué, pero tengo que seguir en el fútbol, que es lo que me gusta y me hace feliz.

El fútbol es tu vida, ¿estás dispuesto a darlo todo por él?

Cada quien tiene su destino; al final, Dios sabe hasta cuándo te va a tener aquí.

¿Te identificas con otros jugadores que han tenido problemas cardíacos?

Sé que en Ecuador, Jerson Stacio se retiró por problemas del corazón. Pero el que siempre recuerdo es Marc-Vivien Foé de Camerún; creo que él tenía la misma enfermedad.

¿De dónde eres?

Empecé jugando en Águilas de Santo Domingo, en Los Tsáchilas; soy de Esmeraldas. Luego me mudé a Pelileo en 2015. Siempre fui fuerte en el juego y perseguía todas las pelotas.

¿Quién era tu referente en el fútbol?

Cuando empecé, me gustaba mucho cómo jugaba Marlón de Jesús.

En Astillero FC te ven como un jugador disciplinado. ¿Cómo lo has logrado?

Uno debe aprender a dividir las etapas de la vida. He vivido momentos de locura, y ahora soy más maduro. Quiero ser un referente de disciplina para los que vienen detrás. No es que fuera indisciplinado, pero ahora mi enfoque es diferente. Tomo ejemplos de mis compañeros.

¿Te quedas en Astillero hasta fin de año?

Es un equipo de primera categoría; que ha venido jugando en segunda, cada vez quieren más. Es difícil encontrar un plantel que te dé todas las comodidades. En mi caso, me quedé en la casa club del equipo y la paso bien; desde el comedor hasta el gimnasio, hay clubes de primera que no lo tienen.

Antes de un partido, ¿qué haces sabiendo que podría pasar algo?

Siempre le pido a Dios que no suceda nada. No le doy demasiada importancia a eso; sé lo que tengo, pero mi deseo es jugar, porque eso es mi vida.

¿Qué les dirías a los jóvenes que podrían estar pasando por lo mismo?

Que en la vida hay momentos felices y difíciles. No se sientan derrotados; cuando la vida se vuelve dura, hay que luchar y seguir adelante, siempre pidiendo a Dios.

Esta pregunta es dura... Todos vamos a morir, ¿cómo te gustaría que fuera?

Me gustaría que cuando llegue el momento de irme, sea en un día feliz. Vivo el presente, a veces sin recordar lo que tengo. Tengo un hijo de 7 años y le gusta la narración; está con su mamá en Colombia.

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