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Espinoza dice que en Lugano ha recuperado su verdadero nivel.Cortesía

Jhon Jairo Espinoza: "Ahora que vivo con mi esposa soy muy responsable en todo"

El lateral contó que la influencia de su pareja Rocío Marcotulli ha sido importante para su adaptación al F.C. Lugano, de Suiza, y sea aplicado

El fútbol no solo es pasión y alegría por los goles y triunfos. También es un salvavidas. Así lo entiende Jhon Jairo Espinoza, marcapunta y volante del Lugano de Suiza, quien dejó atrás la época en la que deambulaba por las calles de Guayaquil en busca de trabajo, los días que cargaba pescado en el mercado de la Caraguay, a los 13 años, por el sueño europeo.

Y no es una casualidad, todo se lo debe a su talento con el balón, pero también a su constancia. Hace cinco años, la vida del ecuatoriano (24) comenzó a cambiar: fue tercero en el mundo con la Tri en Polonia 2019, pasó de Aucas al Chicago Fire de la MLS y ahora está en el balompié de Suiza.

JJ, como es conocido, salió del suburbio de Guayaquil. Desde niño lo acompañaba un cajón para lustrar zapatos. Nunca se detuvo por cumplir sus sueños.

Casado con la argentina Rocío Abril Marcotulli, Jhon Jairo revela a EXTRA los cambios en su vida, la cultura y costumbre a las que se sigue adaptando, pero, sobre todo, las ganas de sobresalir en el mundo del fútbol.

- ¿Qué hace un guayaco en Suiza?

Es un sueño, estoy haciendo lo que siempre me ha gustado, jugar al fútbol, pero estar acá es algo hermoso. Aprendiendo más de mi carrera, disfrutando de este deporte.

- De trabajar en las calles de Guayaquil al primer mundo...

Todo es diferente, no esperaba vivir acá, pero sí tenía el deseo de hacerlo en Europa. Ahora que lo estoy, lo disfruto. Es algo hermoso. Creo que no hay palabras para hablar de esto. ¿Te imaginas un chico que soñaba trabajar en lo que sea en Guayaquil y luego estar acá?

- ¿Qué pasó por tu cabeza cuando te llegó la propuesta desde Suiza?

Al inicio se dio algo raro, siempre quise estar en Europa, pero me entró la duda, debido a que para mí todo era nuevo, me entraron los nervios, no conocía a nadie, todo era como el inicio de algo, pero la decisión fue venir. Estoy muy feliz.

- ¿Cómo fueron los primeros días?

Llegué un día y estaba lloviendo y hacía harto frío, al otro día me fui a España a la pretemporada. Cuando volví me sentí contento, la gente es acogedora. Mi corazón me decía que Dios iba a hacer algo grande conmigo aquí.

Jhon Jairo y su esposa Rocío en uno de los paisajes de Suiza.Cortesía

- ¿Y la adaptación?

Todo fue rápido, las ganas de jugar estaban por encima de todo, cuando me di cuenta ya era uno más del equipo. En dos semanas ya estaba dentro, mis compañeros me recibieron espectacular, hay tres amigos latinos en el plantel.

- Estar con tu esposa ayuda.

Sí, me facilita muchas cosas el estar a su lado.

- ¿De las costumbres suizas cuál te llama más la atención?

Que toman mucho café a cada rato, yo solo lo hacía en las mañanas. Acá las costumbres italianas son fuertes, comen mucha pizzas y bastante pasta (fideo), también bastante ensalada.

- ¿Y su arroz con menestra y carne?

Eso lo preparo en casa, es algo que no se puede olvidar, ecuatoriano que no come arroz, no es ecuatoriano. Me toca prepararlo, a veces con mi esposa hago encocado, pescado frito y patacones. Claro que los plátanos no son iguales, pero son ricos.

- ¿Aprendiste a cocinar?

Cuando estaba viviendo solo en Quito me tocó aprender a cocinar.

- ¿Cómo es la afición de Lugano?

Tenemos más de cuatro mil hinchas en cada partido, pero cuando jugamos la final (de la Copa de Suiza ante Young Boys, en mayo) me quedé sorprendido porque hubo 15.000 hinchas que tuvieron que ir a apoyarnos en otra ciudad. Lugano tiene una buena afición, ojo que aquí el hockey es el deporte favorito.

- ¿Se ha encontrado con compatriotas?

Hay un ecuatoriano que trabaja en el club Lugano en el área de la venta de camisetas, no me conocía al inicio y luego hablamos mucho. Es bueno hablar con alguien de tu país. Él se sorprendió al verme. La amistad comenzó cuando mi esposa fue a comprar una camiseta.

Hay muchos ecuatorianos que han ido a los entrenamientos, incluso cuando fuimos a jugar con el equipo de Mario Balotelli (FC Sion), se acercaron muchos compatriotas.

- ¿Qué tal jugar ante Balotelli?

En un tiro libre me tuve que ir tocándolo un poco y me dijo: “Ey, ey, ¿qué te pasa?”. Pero no pasó nada, fue el calor del partido. Es un jugadorazo, al final nos dimos la mano, solo le dije que estaba atento a mi marca.

- Es uno de los mejores asistidores de Lugano, el hombre de los pases gol.

Sí, van cinco y eso me motiva más a seguir trabajando. Soy defensa, pero me gusta ir al ataque mucho. En un partido hice tres asistencias, ese día fue una locura.

- ¿Cómo ve los cambios del fútbol latino por el europeo?

Entrenamos con la mayor tecnología, más aplicado a lo que nos pide al entrenador, es decir que debemos tener más disciplina en todo. Se cuidan los detalles mínimos, el entrenador nos dice que en las pequeñas cosas se puede definir los partidos. Se destaca mucho el juego en conjunto.

- El matrimonio también le dio un giro a su vida.

Mucho, partiendo de la premisa que los dos somos agradecidos de Dios por todo lo que nos ha dado. El saber que tengo una compañera en quien confiar, saber que, si no me va bien en el partido, ella estará siempre ahí, me ayuda en mi estado de ánimo. En Chicago estaba un poco deprimido, ahora que vivo con ella soy muy responsable en todo. Somos dos que queremos lo mejor para nosotros.

- Volvamos al Guayaquil de su niñez, ¿qué hay del niño Jhon Jairo que trabaja en las calles?

Estoy viviendo todo lo que soñaba mientras no tenía nada, prendía el televisor y veía cómo jugaban fútbol y yo quería ser uno de esos jugadores, y ahora lo he logrado, solo me queda seguir así y darle gracias a Dios.

Pero puedo decir que cuando tenía 15 años y estaba en el club Rocafuerte, sentí que Dios me hablaba y me expresaba que debía de darlo todo en la cancha, hasta la última gota, ese día cambió mi vida.

Recuerdo que todo lo que me ha pasado se lo he pedido a Dios, cuando estaba en la MLS le pedía que quería estar en Europa y cuando se dio me entraron los nervios, pero recordé que yo le había pedido a Él y me vine.