Valió la pena acostarse a dormir a las tres de la mañana en el hogar de los Intriago Zavala, en Dubái, Emiratos Árabes. Todo por ver ganar a Ecuador ante Uruguay y gritar un gol del equipo de su país a miles de kilómetros de distancia.

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El sentimiento por la Tricolor cuando se está fuera de casa es gigante, no importa si el sueño invade la noche.

Javier Redrován, desde Nueva York, también apoyó a la selección. Comentó que no trabajó en la tarde para estar junto a sus mascotas por ver ganar a Ecuador: “la selección nos llama y hay que estar presentes”, dijo el fanático de Emelec y de la Tricolor.

Los ecuatorianos están por todo el mundo. Wilson Muñoz, desde Cancún, México, señaló que tenía que sacar unas horas a sus vacaciones para poder ver el juego vía teléfono. Andaba con una camiseta autografiada por los jugadores de la Tri. “Acá me la querían comprar, la gente la quería, pero esa no tiene precio”, dijo Muñoz, quien reside en Nueva York, pero le tocó ver el triunfo de la Tri en México.

Mientras que Daniel Calle, un ecuatoriano que dejó Santo Domingo de los Tsáchilas por Santiago del Estero, en Argentina, indicó que se sufre demasiado detrás de un televisor: “Ver a Kendry Páez es un show, un ‘pelado’ jugando como si nada”, celebró el ecuatoriano.

Mientras que Jimmy Floreano, un guayaquileño que hace pocos meses llegó a Madrid, España, manifestó que es la primera vez que por un partido se acuesta a dormir en la madrugada: “Nunca había estado pegado a la tablet por la Tri, pero fue mi primera vez y gracias a Dios ganamos”, dijo el compatriota. 

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