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Aficionados de Boca Juniors se reúnen para celebrar y cantar a favor de su equipo en la previa de la final de la Copa Libertadores ante Fluminense, en la playa de Copacabana, en Río de Janeiro.efe

La final de Copa Libertadores se jugará con público, pese a altercados entre hinchas de Boca y Fluminense

Conmebol barajó la posibilidad de jugar la final a puertas cerradas por las peleas del pasado jueves en la playa de Copacabana

La final de Copa Libertadores entre Boca Juniors y Fluminense del sábado 4 de noviembre (15:00 horade Ecuador) se jugará con un gran contingente de seguridad, debido a los altercados suscitados desde el jueves en la playa de Copacabana, cuando torcedores del conjunto brasileño atacaron el lugar donde estaban concentrados los hinchas del equipo argentino, en Río de Janeiro.

En videos que circularon en redes sociales se ve a cientos de seguidores de ambos equipos intercambiando insultos y lanzándose botellas, mientras agentes disparan gases lacrimógenos para dispersarlos.

“Nada justifica una represión tan brutal como la que se vio en Copacabana, donde incluso había niños”, declaró indignado Daniel Scioli, embajador de Argentina en Brasil.

Tras la reunión del viernes 3 de noviembre, encabezada por el presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, juntos a dirigentes de Boca, Fluminense, y miembros de las federaciones de Argentina y Brasil; se acordó hacer un llamado conjunto a los aficionados para evitar nuevos disturbios, descartando la posibilidad de disputar la final única a puertas cerradas.

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“Tratándose de dos clubes con un enorme arrastre popular, se hace indispensable extremar las precauciones para evitar los desbordes y minimizar todo lo posible el contacto entre las hinchadas”, afirmó la Conmebol en un comunicado.

Torcedores de Fluminense agredieron y robaron a aficionados de Boca en la playa de Copacabana.
cortesía

El entrenador de Fluminense, Fernando Diniz, pidió a los hinchas que no respondan con violencia y que tienen que entender que hay que respetar al equipo que gane.

“No tienen que responder con violencia y romperlo todo. Tienen que aprender a canalizarlo. Claro que nuestra afición está ansiosa por el título, pero hay que pedirles que entiendan que solo un rival va a ganar el partido”, manifestó.

La Policía de Río de Janeiro detuvo a seis hinchas argentinos del Boca Juniors y uno brasileño acusados de causar “lesiones corporales” durante disturbios del jueves, por la tarde y por la noche, en la tradicional playa de Copacabana.

Tras los incidentes, el Gobierno regional anunció que reforzará con 2.400 nuevos agentes la seguridad en el barrio de Copacabana y en el estadio de Maracaná, donde se celebrará la final, y aseguró que ambos equipos serán escoltados en todos sus desplazamientos.

Autoridades consulares calculan que cerca de 100.000 argentinos pueden congregarse en la ciudad brasileña para la final, la mayoría de ellos sin entrada.

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